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Anarquismo en las Artes

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El anarquismo, como cualquier ideología política, se ha expresado por diferentes medios, entre ellos el arte. A lo largo de la historia, la acracia y las artes han caminado de la mano, y una de las razones para esto, fue que la anarquia se desarrollo primero en las clases proletarias, desprendiendo un folklore libertario único.

No muchos artistas críticos o revolucionarios se declaran a sí mismos libertarios, pero han influido demasiado en el desarrollo del ideal ácrata.

Primeras artes ácratas o cercanas[edit]

Como muchos sabrán, en principio las ideas anarquistas no fueron llevadas por políticos o sociólogos, aun así muchos antiautoritarios o liberales radicales empezaron a crear una cultura que los identificara.

Quizás el primer arte que se puede considerar como motor para crear el anarquismo moderno fue la literatura, desde el romanticismo y la filosofía contemporánea se fue elaborando teorias políticas y económicas.

Anarquismo en las artes y cultura[edit]

Literatura y Anarquismo[edit]

Artículo principal: Literatura Anarquista

Además de la difusión de las ideas mediante libros, folletos, periódicos o revistas, los anarquistas exploraron también otros campos, como la expresión artística, especialmente a través de la literatura; no obstante, no se le ha prestado a este aspecto de la cultura anarquista una atención suficiente por parte de los especialistas, en parte por prejuicios hacia una ideología tan molesta para los historiadores y en parte también por un desconocimiento profundo de la cuestión.

León Tolstoi, uno de los grandes escritores del siglo XIX y afamado anarquistas

Sin dejar de reconocer que en la abundante producción literaria anarquista existen colecciones sin ninguna calidad literaria, existen también grandes literatos, como Felipe Alaiz o Higinio Noja Ruiz por citar alguno, cuyas obras alcanzan un alto nivel de calidad; pero para los anarquistas, como afirmaba un anónimo colaborador de un periódico anarcosindicalista, «la literatura fue y es conceptuada como un artículo de lujo, y por eso el que lo expende lo adorna, lo dora y lo pinta. Para nosotros es muy distinto. La literatura es un medio de lucha, un reflejo de la revolución que está actuando el proletariado, y por eso toma tinte violento y tiene ímpetu de cargas a fondo. Escribimos para exponer una lucha violenta o desesperada, para protestar de un crimen, para denunciar una iniquidad, para revelar una felonía, etc., y estos temas obligan al lenguaje áspero, la argumentación fuerte. De ahí que la literatura sindicalista sea violenta». [1]

La literatura anarquista, en líneas generales podríamos definirla como aquella literatura que toma como base argumental algunos elementos que constituyen el fundamento teórico del anarquismo: rechazo de la autoridad y de toda opresión de un individuo o grupo de individuos sobre otros, lo cual implica rechazo del Estado y de sus instituciones fundamentadas en la jerarquía (ejército, salariado, etc.). Por tanto, resulta evidente que la literatura anarquista no tiene por qué ser una creación exclusivamente anarquista; de hecho ha habido una gran cantidad de autores reconocidos que han llevado a cabo creaciones basadas en algunos de los presupuestos defendidos por el anarquismo.

El anarquismo en el teatro[edit]

Artículo principal: Teatro Anarquista

Como movimiento político de acción, trasformador y revolucionario, el anarquismo siempre ha tenido una gran incidencia en la cultura; también en el que siempre fue el género o la expresión artística que más conciencias ha removido, el teatro.

La filosofía de vida de la que es testimonio el teatro anarquista tiene su auge en los últimos años del siglo XIX, y primer tercio del XX, periodo que ha sido investigado en profundidad por algunos estudiosos. Todos ellos coinciden en retratar esa época como una de las más prolíficas, no sólo en escritura dramática, sino también en representaciones dramáticas (de autores consagrados, de contemporáneos, de aficionados...) que llenaron ateneos libertarios, asociaciones culturales y estudiantiles o sindicatos. Dichas representaciones exigían la actitud comprometida del espectador, de ahí que Lily Litvak, una de las personas que más ha estudiado la cultura anarquista, considere aquel teatro como “un claro antecedente de las prácticas contemporáneas de arte dramático participativo, de los happenings y de las creaciones colectivas”. No obstante, el esplendor del anarquismo y su manifestación escénica se vio duramente truncado por el desenlace de la guerra civil española, así como por otros tantos conflictos bélicos que trajeron consigo la imposición de regímenes autoritarios a lo largo del pasado siglo, y con ello la represión o el afán de acabar con toda forma de pensamiento libertario.

El teatro anarquista, aún vive de alguna manera en el presente gracias a los espacios y acciones de la contracultura mundial (centros sociales, movimientos antiglobalización, eventos reivindicativos...) y su futuro acaso dependerá en parte de las personas que siempre creyeron en un sistema social más justo, y en la necesidad del mismo.

El anarquismo en las artes plásticas[edit]

Cartel de la CNT-FAI y de la FIJL

Desde el siglo XIX se iniciaron numerosos contactos entre el anarquismo y el mundo del arte: Proudhon trató en sus obras la teoría del arte, influyendo en los ideales estéticos del realismo pictórico y, más adelante, en el realismo socialista. Para Proudhon, el arte debía servir a unos objetivos sociales y morales, rechazando el "arte por el arte" y defendiendo la figura del artista como un ser de rectos principios que contribuye como todos al desarrollo de la sociedad. Para él, el arte "es una representación idealizada de la naturaleza y de nosotros mismos con el objetivo de perfeccionar física y moralmente nuestra especie".

Proudhon influyó especialmente a Gustave Courbet, amigo personal suyo; tanto él como Camille Pissarro, Georges Seurat, Paul Signac, etc., desarrollaron conceptos estéticos libertarios. Courbet es autor del famoso cuadro Pierre-Joseph Proudhon et ses enfants (Retrato de Proudhon y sus hijos), de 1865. Signac expresó en 1902: "el pintor anarquista no es aquel que pinta cuadros con motivos anarquistas, sino el que sin ánimo de lucro, sin esperar ninguna recompensa, lucha con todo su individualismo y todo su esfuerzo personal contra la burguesía y los convencionalismos oficiales".

Durante el siglo XX hubo algunos vínculos entre las corrientes dadaísta, surrealista y el anarquismo, aunque no siempre muy explícitos, especialmente en la década del '50 en Francia. Durante esos años se destaca la producción artística de Miguel García Vivancos, ex integrante del grupo de Durruti, exiliado en Francia. En la crítica del arte (tanto en plástica como en literatura) se ha destacado Herbert Read.

Una mención aparte merece el arte desarrollado en función de la propaganda revolucionaria y de los ideales anarquistas, en especial en la ilustración de publicaciones periódicas libertarias y los afiches callejeros. Esta última expresión tuvo su apogeo en España durante la Guerra Civil por parte de la CNT. [2]

Radio, cine y TV[edit]

Entre los diversos espacios en que desarrollaron su actividad los movimientos libertarios de la primera parte del Siglo XX estuvieron la radio y el cine, pues claramente se entendían sus posibilidades para difundir el ideal y generar reflexión y/o adhesión. Pero al declinar la incidencia socio-cultural del anarquismo, su presencia prácticamente desapareció o fue desterrada. Caso singular es el de la TV, en la que ni siquiera pudo asomar por décadas, excepto cuando se difunden obras, originalmente destinada a otros medios, que tienen un contenido libertario. Esa desaparición fue tan drástica que, llegando la última década del siglo, la discusión sobre análisis o posibilidades alternativas en cualquier campo, normalmente ignoró la participación de anarquistas en los medios audiovisuales y hasta la mención de la palabra, excepto en su matiz peyorativo. Es casi seguro para cualquier lector de mediana edad que habrá tenido en su televisión o en su radio a voceros de todas las tendencias políticas, desde militares derechistas hasta guerrilleros marxistas, religiosos recalcitrantes de diversas confesiones o ateos declarados, psicólogos sociales de todas las tendencias, a economistas neoliberales o socialistas, pero nunca escuchó o vio a un anarquista. Pero desde 1990 ocurren cambios sociales, políticos y culturales que reactivan en cierta escala al movimiento libertario y vuelven a poner en el tapete la riqueza de sus ideas y propuestas. Pero al anarquismo tampoco se desvive por entrar en el “show business” y le interesa más que todos se involucren. Hoy surgen posibilidades tecnológicas que abaratan costos de producción, lo que confluye para que nuevamente el anarquismo pueda tener presencia – pequeña pero en sostenida expansión por todo el planeta – en la radio, el cine e inclusive en iniciativas de TV comunitarias, alternativas y hasta específicamente anarquistas. En cada vez más sitios del mundo, ante la ausencia de horizontes claros, el aporte permanente de los anarquistas en todos los órdenes (incluyendo en estos medios de comunicación colectiva) no puede ya ser ignorado. Siendo aún limitada en cantidad y estando por lo general confinada a áreas de difusión al alcance de las posibilidades cuasi-artesanales de que dispone, la incidencia del anarquismo en la radio, el cine y la TV actuales no obstante es cualitativamente significativa en los desarrollos alternativos y experimentales más dinámicos (movimiento de las radios libres y comunitarias, cine de vanguardia, “TV de guerrilla”, experiencias multimedia autogestionadas, uso de Internet como vehículo para estos medios, etc.); de manera que una propuesta que en las décadas de 1950 y 1960 se anunciaba como históricamente cancelada, ha resurgido con las más ricas posibilidades para el futuro inmediato

El anarquismo en la música[edit]

[[Archivo:Crass3.jpg|right|thumb|Agrupacion Crass, Anarcopunk]] La música rebelde o revolucionaria tiene una historia mucho más antigua que la que pueda imaginar, desmemoriados jóvenes de hoy o hippies y radicales jubilados de ayer. Créase o no, muchas óperas de los Siglos XVIII y XIX giran en torno a temas revolucionarios. En el 1600 la difusión de la flauta dulce, asociada con el dios Baco, fue considerada pecaminosa, mientras que en la década de 1730, la posesión de un instrumento musical en Inglaterra estaba vetada para los estamentos sociales más bajos. Desde la Edad Media los músicos errantes eran verdaderos agitadores sociales, llevando de un lugar a otro las noticias del descontento. A finales del XIX y en el primer tercio del Siglo XX, los payadores libertarios gauchos eran cronistas y heraldos de las luchas agrarias en el cono sur latinoamericano, mientras que muchos autores de tangos y milongas eran miembros activos del movimiento anarquista y expresaron en sus obras la fuerza de sus ideas, como así también en luchas gremiales exitosas. Las canciones de los zapatistas y los magonistas en México, aún cantadas hoy, fueron manifestación de sentimientos anarquistas. En Venezuela los toques de tambor en tiempos de la esclavitud siempre estuvieron en la mira de autoridades que los consideraban pretexto para revueltas y “rochelas” o fugas masivas, y hasta no hace mucho la gaita zuliana fue un modo de expresar descontento social, lo que pone de manifiesto que ha sido bastante la música popular protestataria de contenido libertario. Muchos anarquistas eligen la música como medio de comunicación con la gente. Es una forma de actividad llamativa para difundir las ideas, y además es divertido hacerla, por lo que ahora es casi permanente su presencia en los actos públicos. Por desgracia, bastante de la actual música que se presenta como anarquista, ni es anarquista ni es música, pero hay alguna buena, y hasta incluso muy buena. Por supuesto, la valoración de la calidad será en buena medida cuestión de gustos, particularmente con respecto a los estilos musicales que prefiera o deteste quien juzgue. Pero la gran diversidad de expresiones anarquistas en la música permite que siempre se pueda encontrar el mensaje en alguna manifestación artística que nos agrade. La música tiene la fuerza de apelar a las emociones directamente. Es posible comunicarse de una forma más básica. También se puede utilizar para hipnotizar y manipular a la gente, pero eso no es lo que buscan los músicos anarquistas. Lo que se persigue es hacer que la música llegue a la gente, pero no sólo pasivamente, como simples consumidores, sino animarles a que cada uno pueda intentarlo, que pueda sacar a relucir su creatividad artística y la ofrezca a los demás. Lograr que cada grupo sea capaz de disfrutar la música oyéndola, pero también pudiendo interpretarla generando las destrezas y las oportunidades de hacerlo. En este sentido las posibilidades de la grabación independiente y la distribución cooperativa son muy interesantes, en particular considerando el abaratamiento que han sufrido las tecnologías de reproducción sonora más avanzadas. Para los libertarios es necesario crear circuitos alternativos que desafíen a los oligopolios del negocio musical y para ello se debe propiciar el contacto directo entre los intérpretes y el público en conciertos y encuentros de toda clase, superando las restricciones que imponen los grandes empresarios del ramo.

Véase también:[edit]

Referencias[edit]

  1. Fulano de Tal, La literatura heroica, La Unión Ferroviaria (S.C.) (Barcelona), III, 52 (16 junio 1914), 4
  2. Anarquismo y Teatro

Categoría: Anarquismo Categoría: Arte