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Apéndice D.1- ¿Qué pasó durante la Revolución Rusa?

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Este apéndice de las FAQ no es una historia completa sobre la revolución rusa. Un trabajo como ese presentaría un ámbito demasiado amplio. En lugar de ello, en esta sección nos centraremos más en ciertos asuntos clave, importantes para evaluar si la revolución Bolchevique, así como el régimen, fueron o no realmente socialistas. Pero eso no es todo. Algunos leninistas reconocen que esta política bolchevique tenía poco que ver con el verdadero socialismo, pero era lo mejor que había disponible en el momento. Pues bien, en esta sección estudiaremos también las posibles alternativas a las políticas bolcheviques y se planteará si éstas fueron, en efecto, inevitables.

Es de entender, por tanto, que en una búsqueda como ésta no tiene cabida una historia exhaustiva sobre la revolución. Aquí, nos concentraremos sólo en las materias importantes para evaluar el contenido socialista de la revolución y del Bolchevismo. En otras palabras, nos centraremos en el desarrollo de la autogestión de la clase trabajadora, en su organización, en la resistencia de los trabajadores hacia sus jefes (fueran capitalistas o "rojos"), en la actividad de los grupos de oposición y partidos y en el destino de organizaciones de la clase trabajadora como sindicatos, comités de empresa y soviets. Además, también tendremos que explicar y analizar un poco el papel del partido gobernante y sus ideales (Ver "¿Cómo la ideología bolchevique contribuyó al fracaso de la Revolución?" para una discusión más completa sobre el papel de la ideología bolchevique en la derrota de la revolución).

Es decir, esta sección en definitiva tratará sobre dos cosas: lo que Alexander Berkamn denominó “El Mito Bolchevique” y lo que Volin llamó “La revolución desconocida” (ambos son los títulos de los libros que éstos autores escribieron sobre la revolución). Tras sus experiencias en la Rusia Bolchevique, Berkman concluyó que “ya era hora de que se dijera la verdad sobre los Bolcheviques. Debemos desenmascarar el sepulcro blanqueado, poner en evidencia cómo esos pies de arcilla del fetiche seducen al proletariado internacional hacia los terribles fuegos fatuos. Debemos destruir el Mito Bolchevique”. En este libro, Berkman aspiraba a ayudar al movimiento revolucionario global a aprender de la experiencia de la revolución rusa. Dado que “para millones de desheredados y esclavos esto estaba convirtiéndose en una nueva religión, en el faro de la salvación social” era un “imperativo desenmascarar esa gran desilusión, que de otro modo llevaría a los trabajadores de occidente al mismo abismo que a sus hermanos de Rusia”. El bolchevismo había “fallado completa y absolutamente” y por ello era “responsabilidad de quienes habían desenmascarado este mito exponer su verdadera naturaleza... El bolchevismo es del pasado. El futuro pertenece al hombre y a su libertad”. (The Bolshevik Myth, p. 318 and p. 342)

Los acontecimientos posteriores demostraron que Berkman estaba en lo correcto. El socialismo se vinculó a la Rusia Soviética y al caer en el Estalinismo, el resultado fue desacreditar el socialismo, incluso un cambio radical como tal, a los ojos de millones de personas. Y con razón, habida cuenta de los horrores del Estalinismo. Si los más radicales hubieran tenido en cuenta las premisas de Berkman y de otros anarquistas, esta asociación del socialismo y la revolución con la tiranía habría sido combatida y una forma de socialismo alternativa y libertaria habría surgido aceptando el desafío de luchar contra el capitalismo en nombre del verdadero socialismo, basado en los ideales de libertad, igualdad y solidaridad.

Sin embargo, a pesar de los horrores del estalinismo, muchas personas en busca de un cambio radical en la sociedad se sienten atraídos por el Leninismo. Esto, en parte, se debe al hecho de que en muchos países los partidos Leninistas tienen una presencia organizada y muchas personas de ideas radicales dan con ellos antes que con otros movimientos. También se debe al hecho de que muchas formas de leninismo denuncian el estalinismo por lo que fue y hablan de lo que habría sido un “leninismo verdadero” en un presunto partido Bolchevique liderado por Lenin y Trotsky. Esta corriente de leninismo suele denominarse “troskismo” y tiene muchas ramas diferentes. Para alguno de estos partidos la diferencia entre el Troskismo y el Estalinismo es muy pequeña. Cuanto más nos acercamos a un Troskismo ortodoxo, más parecidos con el Estalinismo encontramos. Como Victor Serge señaló sobre la “Cuarta internacional” de Trotsky en la decada de 1930:

"En los corazones de los perseguidos encontré las mismas actitudes que en los de sus perseguidores (los estalinistas).. El Trotskismo estaba mostrando síntomas de una visión que estaba en armonía con el estalinismo contra el cual habían tomado posición... cualquier persona en los círculos de la “Cuarta Internacional” que llegara al extremo de oponerse a las proposiciones de Trotsky era inmediatamente expulsada y denunciada en los mismos términos que la burocracia había usado contra nosotros en la Unión Soviética” (Victor Serge, Memoirs of a Revolutionary, p. 349)

Como discutimos en la sección 3 del ápéndice “¿Hubo alguna alternativa real entre la oposición a los bolcheviques?”, quizás todo esto no debería resultarnos sorprendente, dado todo lo que había compartido la “Oposición de izquierda” de Trotsky con el propio Estalinismo.

Otros partidos trotskistas han evitado los peores excesos del Trotskismo ortodoxo. Los partidos asociados con la Internacional Socialista, por ejemplo, se presentan como defensores de lo que ellos denominan “socialismo desde abajo”, así como de la promesa democrática de los bolcheviques, expresada durante 1917 y en los primeros meses del gobierno Bolchevique. Aunque los anarquistas se muestran escépticos frente a eso de denominar al leninismo “Socialismo desde abajo” (ver sección H.3.3.), no deja de ser interesante abordar esa reivindicación que afirma que el periodo entre febrero de 1917 y el comienzo de la Guerra Civil rusa (a finales de Mayo de 1918) mostró la verdadera naturaleza del bolchevismo. Para ello, debemos tratar lo que el anarquista ruso Volin denominó “La revolución desconocida”.

Y bien.. ¿Qué es la “revolución desconocida”?. Volin, un participante activo en la revolución rusa de 1917, utilizó esta expresión como título para su memorable obra sobre la revolución rusa. El autor emplea estos términos para referirse a ciertos actos creativos, independientes y muy poco reconocidos que se dieron de mano de los propios revolucionarios. Como Volin argumentó: “No se sabe a ciencia cierta cómo estudiar una revolución” y muchos historiadores "ignoran y recelan de aquellos acontecimientos que ocurren en silencio en lo más profundo de la revolución.. en el mejor de los casos, les dedican unas pocas palabras de pasada... [Pero] son precisamente estos actos ocultos los que tienen verdadera importancia y los que nos clarifican y arrojan algo de luz sobre los sucesos que se tratan y sobre la época que se estudia”. Esta sección de las FAQ pretende presentar esta “revolución desconocida”, esos movimientos “que lucharon contra el gobierno bolchevique en nombre de la verdadera libertad y de los principios de la Revolución social, de los que el poder se había burlado y los que el poder había pisoteado”. (La Revolución desconocida, p. 19 y p. 437). Volin otorga a la rebelión de Kronstadt (ver apéndice “¿Qué fue la rebelión de Kronstadt?) y al movimiento Makhnovista (ver apéndice “¿Por qué el movimiento Makhnovista muestra que existe una alternativa al Bolchevismo?) un puesto de honor en su relato. Aquí trataremos otros movimientos y la respuesta bolchevique frente a ellos.

Las historias leninistas sobre la revolución rusa pecan, de un modo sorprendente, de emplear el típico “estilo oficial” de contar la Historia: un asunto más focalizado en los líderes políticos que en las acciones del propio pueblo. Es más, los aspectos populares de la revolución son a menudo distorsionados para que concuerden con un marco social predeterminado de carácter leninista. De este modo, enfatizan el papel de las masas durante el periodo anterior a la subida al poder de los bolcheviques. En este punto, el típico leninista estaría de acuerdo, en gran medida, con la historia resumida del 1917 que se presenta en la sección 1. Pero discreparían, indudablemente, con la minimización del papel del partido bolchevique (a pesar de que, como veremos en la sección 2, este partido estaba lejos del modelo ideal de partido de vanguardia de la teoría leninista y la práctica leninista moderna). Sin embargo, sí alaban el papel de las masas en la revolución, así como a los bolcheviques por apoyarlas.

La verdadera diferencia surge cuando los Bolcheviques alcanzan el poder en noviembre del 1917 (Octubre según el calendario del “Viejo Estilo” que usaban en aquel entonces). Tras esto, las masas desaparecen y, en el vacío, avanza el liderazgo del partido Bolchevique. Para el Leninismo, la “revolución desconocida” simplemente termina. La triste realidad es que muy poco se conoce sobre la dinámica de la revolución en sus bases, especialmente después de octubre. Por increíble que suene, muy pocos Leninistas están interesados en la realidad del “poder obrero” bajo los bolcheviques o en los resultados actuales y el destino de instituciones de la clase trabajadora tales como los soviets, los comités de empresa o las cooperativas. Todo lo escrito hasta ahora no suele ir más allá de vagas generalidades que pretenden justificar las políticas autoritarias bolcheviques que estaban explicitamente dirigidas a minar tales organismos o, en el mejor de los casos, traían como consecuencia su marginación.

Esta sección de las FAQ aspira a dar a conocer esa “revolución desconocida” que continuó bajo el gobierno de los Bolcheviques y, de igual relevancia, la respuesta de los Bolcheviques frente a ella. Como parte de este proceso, es necesario tratar algunos de los eventos clave de este periodo, tales como el papel de la intervención extranjera y el impacto de la guerra civil. De todos modos, no trataremos estos temas en profundidad aquí: lo abordaremos con más detenimiento en el apéndice “¿Cuál fue la causa de la degeneración de la Revolución Rusa?”. Es necesario hablar de ello porque muchos leninistas se escudan en el impacto de la guerra civil para excusar el autoritarismo Bolchevique, a pesar de la realidad de los hechos. Como mostramos en el apéndice “¿Cómo contribuyó la ideología Bolchevique al fracaso de la revolución?”, el Bolchevismo también jugó su papel (algo que los leninistas de hoy en día niegan enérgicamente (de nuevo, a pesar de la obviedad del asunto). Como indicamos en esa sección, la idea de que el bolchevismo entró en conflicto con la “revolución desconocida” no es viable. La ideología bolchevique y su practica hicieron inevitable que el conflicto estallase, como lo hizo antes del comienzo de la guerra civil (ver también la sección 3 del apéndice “¿Cuál fue la causa de la degeneración de la Revolución Rusa?).

En última instancia, la razón por la que las ideas leninistas aún tienen influencia en el movimiento socialista se debe al éxito aparente de la Revolución Rusa. Muchos grupos leninistas, así como algunos Trotskistas y derivados del Trotskismo, señalan el “Octubre rojo” y la creación del primer Estado Proletario como ejemplos concretos de la validez de sus ideas. Señalan el Estado leninista y la Revolución como una prueba de la naturaleza “democrática” (¡incluso “libertaria”!) del leninismo, mientras que, al mismo tiempo, apoyan la dictadura de partido que se creó y, para más inri, tratan de racionalizar la carencia total de libertad y poder obreros bajo este régimen. Aquí trataremos de señalar lo falso de tales afirmaciones. Como se verá claramente en esta sección, la siguiente cita de un/a revolucionarix anonimx es totalmente cierta:

“Toda idea de revolución heredada del Bolchevismo es falsa”

Aquí, ellos se limitaban a repetir las conclusiones de los anarquistas. Como Kropotkin destacó en 1920:

“Me parece que este intento de construir una república comunista sobre las bases de un estado fuertemente centralizado, bajo la férrea ley de la dictadura de un partido, dará a su fin en un terrible fracaso. Rusia nos está enseñando como NO debemos imponer el comunismo”. (Piotr Kropotkin, citado por Guerin en El Anarquismo, p. 106)

A la larga, la experiencia bolchevique fue un desastre. Y como demostraron los Makhnovistas en Ucrania, la ideología y práctica bolchevique no fue la única opción disponible (ver el apéndice “¿Por qué el movimiento Makhnovista muestra que existe una alternativa al Bolchevismo?). Sí, hubo alternativas, pero la ideología bochevique simplemente no las admitió (discutiremos varias posibilidades a continuación en diferentes subsecciones). En otras palabras, la ideología bolchevique simplemente no es adecuada para un movimiento revolucionario real y los problemas que esté debe afrontar. De hecho, esta ideología y su práctica aseguran que cualquier problema se amplificará y empeorará, como prueba la revolución rusa.

Lamentablemente, muchos socialistas no se deciden a reconocer esto. Mientras sí reconocen los males de la burocracia estalinista, estos socialistas niegan que esta degeneración del Bolchevismo fuera inevitable, afirmando que fue debida a factores externos (es decir, la Guerra Civil Rusa o el aislamiento). Si bien es cierto que estos factores tuvieron un efecto en el devenir de la Revolución Rusa, el germen de esa burocracia habían existido desde el primer momento de la insurrección bolchevique. Este germen nace de tres fuentes principales: la política bolchevique, la naturaleza del estado y los acuerdos económicos posteriores a Octubre, favorecidos e implantados por el partido gobernante.

Como se indicará, estos tres factores llevaron al deterioro del nuevo “Estado obrero” mucho antes del estallido de la Guerra Civil en Mayo del 1918, lo que demuestra que la derrota de la revolución no se debió en primer lugar ni al aislamiento ni a los efectos de la guerra civil. Los bolcheviques ya la habían minado seriamente mucho antes de que los efectos del aislamiento o de la guerra civil hubieran tenido oportunidad de afianzarse. La guerra civil que comenzó en el verano de 1918 pasó factura a lo poco que quedaba de las conquistas revolucionarias, lo que permitió a los bolcheviques mostrarse a sí mismos y a su política como víctimas de esos dos males; pero el régimen de Lenin ya defendía el capitalismo de estado frente a las tendencias de verdadero socialismo antes del estallido de la guerra civil. La represión de Kronstadt en Marzo del 1921 no fue más que el final lógico de un proceso que empezó, como muy tarde, en la primavera del 1918. El aislamiento y la guerra civil no son más que buenas excusas, especialmente cuando los anarquistas ya habían predicho hacía décadas que dichos factores afectarían a cualquier revolución, y los leninistas están destinados a darse cuenta de que la guerra civil y la revolución son inevitables. Además, no debe obviarse que el papel bolchevique se oponía a la clase obrera, que ésta llevó a cabo una acción colectiva de resistencia y que los bolcheviques explicaron siempre sus políticas en términos ideológicos, nunca justificándolos como “medidas necesarias debidas a unas circunstancias difíciles” (ver el apéndice “¿Cuál fue la causa de la degeneración de la Revolución Rusa?)

Una última cosa. Damos por hecho que, frente a la crónica de los “excesos” del régimen bolchevique, algunos leninistas nos dirán que “hablamos exactamente igual que los derechistas”. Presumiblemente, si dijéramos que el sol sale por el Este y se esconde por el Oeste, también estaríamos “hablando exactamente igual que los derechistas”. El hecho de que la derecha también saque a la luz ciertos hechos de la revolución en ningún modo desacredita estos hechos. La derecha los usa para desprestigiar al socialismo y a la revolución; los anarquistas para argumentar en pro del auténtico socialismo libertario y para defender la revolución, oponiéndose a la ideología y práctica bolchevique que lo tergiversaron. Del mismo modo, a diferencia de la derecha, nosotros tenemos en cuenta los factores que los leninistas nos instan a usar para excusar el autoritarismo bolchevique (tales como la guerra civil, el colapso económico, etc). Simplemente, no nos convencen estos argumentos.

Huelga decir también que muy pocos leninistas aplican su lógica al Estalinismo. Al criticar el Estalinismo describiendo los hechos acontecidos en ese régimen se podría decir también que se "está hablando igual que la derecha". ¿Deben por esa razón los socialistas defender una de las dictaduras más terroríficas que ha existido nunca? Si así fuera, ¿qué pensarían l@s no-socialistas al respecto? Probablemente concluirían que el socialismo se basa en el Estalinismo: la dictadura, el terror y todo lo que este régimen conllevó. Si no lo defienden, ¿por qué no lo hacen?. Si se nos acusa de anti-revolucionarios al criticar el régimen de Lenin por “hablar como la derecha”, ¿por qué no se aplica esto al Estalinismo? ¿Simplemente porque Lenin y Trotsky ya no estaban a la cabeza de la dictadura como lo estuvieron a principio de los 20? ¿Acaso las individualidades que están al poder anulan las relaciones sociales que se dan en una sociedad? ¿Acaso la dictadura y la gestión de un solo hombre lo eran menos cuando era Lenin quien estaba al mando? Quienes defienden a Lenin y a Trotsky señalan la necesidad, creada por la guerra civil y el aislamiento dentro del capitalismo internacional, de unas políticas autoritarias (ignorando el hecho de que éstas comenzaron antes de la guerra civil, continuaron después de ella y que en aquel entonces fueron justificadas en base a la ideología bolchevique). Stalin podría utilizar el mismo argumento.

Aún pueden plantearse otras objeciones. Puede alegarse que citamos fuentes burguesas (o incluso peor, Mencheviques), por lo que nuestra versión es imperfecta. En respuesta, afirmamos que no se puede juzgar un sistema en base a lo que éste dice sobre sí mismo. Es por eso que se necesitan versiones críticas para pintar un cuadro completo de los acontecimientos. Por otra parte, es tristemente cierto que pocas (o ninguna) versión leninista de la revolución rusa trata las dinámicas (y las luchas) sociales y de clase que se dieron durante el periodo en que gobernaron Lenin y Trotsky. No nos queda otro remedio que utilizar las fuentes que sí lo hacen, es decir, los historiadores que no se identifican con el régimen bolchevique. Y, por supuesto, cualquier análisis (o defensa) del régimen bolchevique deberá ser constatado con las versiones críticas, ya sea para refutarlas o para dar a conocer sus limitaciones. Como se hará patente en nuestro análisis, la razón por la que los bolcheviques de nuestros días tratan el tema de la dinámica de clases posterior a Octubre de la forma más superficial posible es que sería difícil e incluso imposible mantener que el régimen leninista fuera, siquiera remotamente, socialista o basado en el poder de la clase trabajadora. En pocas palabras, desde principios de 1918 (a más tardar) el conflicto entre los bolcheviques y las masas trabajadoras rusas fue una característica constante del régimen. Y fue únicamente cuando el conflicto alcanzó proporciones masivas cuando los leninistas no lo ignoraron (es decir, no pudieron ignorarlo). En tal caso, como prueba la rebelión de Kronstadt, la historia ha sido tergiversada para defender al estado bolchevique (Ver el apéndice “¿Qué fue la Rebelión de Kronstadt?” para más detalles).

El hecho de que los leninistas intenten desprestigiar a los anarquistas diciendo que “hablamos como la derecha” es triste. En efecto, esto impide cualquier debate real sobre la revolución rusa y el bolchevismo (como se pretende, probablemente). Se asegura que el leninismo quede por encima de toda crítica y se impide extraer ninguna lección de la experiencia rusa. Después de todo, si los bolcheviques no tuvieron opción entonces, ¿qué lección nos quedaría por aprender? Ninguna. Y si no podemos aprender nada al respecto (salvo, obviamente, a imitar a los bolcheviques), estamos condenados a repetir los mismos errores (errores que se explican en parte por las cirscunstancias objetivas de la época y en parte por las políticas bolcheviques). Pero dado que muchas de las circunstancias a las que los bolcheviques tuvieron que hacer frente, como la guerra civil o el aislamiento, son propensas a darse en cualquier revolución futura, los leninistas de hoy en día únicamente están asegurándose de que Karl Marx tenía razón:

“La historia se repite: la primera vez, como tragedia; la segunda, como farsa”.

Tal posición es, sin duda, maravillosa para los pro-leninistas. Les permite citar a Lenin y a Trotsky y usar a los bolcheviques como el paradigma de la revolución mientras se lavan las manos frente a los resultados de dicha revolución. Al argumentar que los bolcheviques estaban “haciendo de la necesidad virtud” (por usar la expresión del leninista Donny Gluckstein (The Tragedy of Bukharin, p. 41), quedan automáticamente absueltos de demostrar sus argumentos sobre la esencia “democrática” del bolchevismo en el poder. Lo cual es útil dado que, lógicamente, no existe tal evidencia, y, de hecho, hay toda una serie de pruebas que apuntan a lo contrario, las cuales pueden ser ignoradas gracias a esa feliz coincidencia. De hecho, desde esta perspectiva, no tiene sentido ni siquiera debatir en absoluto sobre la revolución, más allá de elogiar las actividades y la ideología de los bolcheviques mientras se observa cómo tristemente el “destino” (citando al leninista Tony Cliff) se aseguró de que no pudieran cumplir sus promesas; discurso al cual las historias leninistas quedan prácticamente reducidas. Así, para los leninistas actuales, los bolcheviques no pueden ser juzgados por lo que hicieron ni dijeron en ese momento (ni incluso después). Únicamente pueden ser alabados por lo que dijeron e hicieron antes de alcanzar el poder.

No obstante, los anarquistas tienen un problema con esta posición: huele más a religión que a teoría. Karl Marx estaba en lo cierto al decir que no se puede juzgar a una persona por lo que dice, sino por lo que hace. Es en este espíritu revolucionario en el que esta sección de las FAQ analiza la revolución rusa y el papel bolchevique en ella. Necesitamos analizar lo que hicieron cuando tenían el poder, así como su programa electoral. Como indicaremos en esta sección, ni lo uno ni lo otro fueron particularmente atractivos.

Por último, debemos apuntar que los leninistas actualmente tienen varios argumentos para justificar lo que los bolcheviques hicieron una vez al poder. Los trataremos en el apéndice “¿Cuál fue la causa de la degeneración de la revolución rusa?”. Trataremos también en el apéndice “¿Cómo contribuyó la ideología bolchevique al fracaso de la revolución?” las bases ideológicas del papel contrarrevolucionario de los bolcheviques durante la revolución. El hecho de que las políticas de los bolcheviques jugaron un papel importante en el fracaso de la revolución puede verse en el ejemplo del movimiento Makhnovista (de influencias anarquistas) que aplicó los principios libertarios básicos en las mismsa circunstancias difíciles de la Guerra Civil Rusa (ver “¿Por qué el movimiento Makhnovista muestra que existe una alternativa al Bolchevismo?”). Apéndice D - La Revolución Rusa

Apéndice D - La Revolución Rusa