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Walt Whitman

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Reseña biográfica[edit]

Walt Whitman

Poeta norteamericano nacido en Long Island, N.Y. en 1819. Desde niño leyó con avidez los clásicos, interesándose muy especialmente en Goethe, Hegel y Emerson, quienes se convirtieron luego en su fuente de inspiración. Abandonó los estudios básicos para emplearse como ayudante de imprenta y más tarde ofició como maestro y periodista, escribiendo artículos para diversas revistas y periódicos. En 1850se trasladó a New Orleans para trabajar en el campo de la construcción. Cinco años más tarde, tras un gran esfuerzo económico, publicó su famosa obra "Hojas de hierba", alabada en todos los medios literarios y reeditada un sinnúmero de veces. Durante la Guerra Civil norteamericana sirvió como ayudante de enfermería. Al terminar el conflicto continuó añadiendo poemas para las nuevas ediciones de su obra y escribiendo ensayos de contenido político. Aquejado por varias enfermedades, se estableció en New Jersey donde falleció en marzo de 1892.


POEMAS[edit]

DE "CANTO A MÍ MISMO"[edit]

1. Me celebro y me canto a mí mismo.

Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,

porque lo que yo tengo lo tienes tú

y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.


Vago... e invito a vagar a mi alma.

Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra

para ver cómo crece la hierba del estío.

Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,

de esta tierra y de estos vientos.

Me engendraron padres que nacieron aquí,

de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,

de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.


Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.

Y con mi aliento puro

comienzo a cantar hoy

y no terminaré mi canto hasta que muera.

Que se callen ahora las escuelas y los credos.

Atrás. A su sitio.

Sé cuál es su misión y no la olvidaré;

que nadie la olvide.

Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,

dejo hablar a todos sin restricción,

y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza

desenfrenada.


Versión de León Felipe


  • * *


5. Creo en ti, alma mía, el otro que soy

no debe humillarse ante ti,

ni tu debes ser humillada ante el otro.


Retoza conmigo sobre la hierba, quita

el freno de tu garganta,

no quiero palabras, ni música,

ni rimas, no quiero costumbres

ni discursos, ni aún los mejores,

sólo quiero la calma, el arrullo de tu

velada voz.


Recuerdo cómo yacimos juntos cierta

diáfana mañana de verano,

cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera

y suavemente te volviste hacia mí,

y apartaste la camisa de mi pecho, y

hundiste la lengua hasta mi corazón

desnudo,

y te extendiste hasta tocar mi barba,

y te extendiste hasta abrazar mis pies.


Prontamente crecieron y me rodearon

la paz y el saber que rebasan todas

las disputas de la Tierra,

y sé que la mano de dios es mi

prometida,

y sé que el espíritu de Dios es mi

propio hermano,

y que todos los hombres que alguna

vez vivieron son también mis

hermanos, y las mujeres mis

hermanas y amantes,

y que el amor es la sobrequilla de la

creación,

y que son incontables las hojas rígidas

o lánguidas en los campos,

y las hormigas pardas en los pequeños

surcos,

y las costras de musgo en el cerco

sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,

la hierba carmín y la candelaria.


Versión de León Felipe


  • * *


14. Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,

de los hombres que viven entre el ganado,

o de los que paladean el bosque o el océano,

de los constructores de barcos y de los timoneles,

de los hacheros y de los jinetes,

podría comer y dormir con ellos semana tras semana.


Lo más común, vulgar, próximo y simple,

eso soy Yo,

Yo, buscando mi oportunidad, brindándome

para recibir amplia recompensa,

engalanándome para entregar mi ser

al primero que haya de tomarlo,

sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo,

esparciéndolo libremente para siempre.


Versión de León Felipe


    • *


17. Estos son en verdad los pensamientos

de todos los hombres en todas las

épocas y naciones, no son originales míos,

si no son tuyos tanto como míos,

nada o casi nada son,

si no son el enigma y la solución del enigma,

nada son.


Esta es la hierba que crece

dondequiera que haya tierra y agua,

este es el aire común que baña el globo.


Versión de León Felipe


  • * *


18. Con estrépitos de músicas vengo,

con cornetas y tambores.

Mis marchas no suenan solo para los victoriosos,

sino para los derrotados y los muertos también.

Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.

Pues yo digo que es tan glorioso perderla.

¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!

¡Hurra por los muertos!

Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.

¡Hurra por los que cayeron,

por los barcos que se hundieron el la mar,

y por los que perecieron ahogados!

¡Hurra por los generales que perdieron el combate y por todos los héroes

               vencidos!

Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes mas

                grandes de la Historia. 


Versión de León Felipe


  • * *


20. ¿Quién va allí?

Grosero, hambriento, místico, desnudo... ¡quién es aquél?

¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?

Pero ¿qué es el hombre en realidad?

¿Qué soy yo?

¿Qué eres tú?


Cuanto yo señale como mío,

Debes tú señalarlo como tuyo,

Porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras.

Cuando el tiempo pasa vacío y la tierra no es mas que cieno y

            podredumbre,

no me puedo para a llorar.

Los gemidos y las plegarias adobadas con polvo para los inválidos;

y la conformidad para los parientes lejanos.

Yo no me someto.

Dentro y fuera de mi casa me pongo el sombrero como de da la gana.


¿Por qué he de rezar?

¿Por qué he de inclinarme y suplicar?


Después de escudriñar en los estratos,

después de consultar a los sabios,

de analizar y precisar

y de calcular atentamente,

he visto que lo mejor de mi ser está agarrado de mis huesos.


Soy fuerte y sano.

Por mi fluyen sin cesar todas las cosas del universo.

Todo se ha escrito para mi.

y yo tengo que descifrar el significado oculto de las escrituras.


Soy inmortal.

Sé que la órbita que escribo no puede medirse con el compás de un

               carpintero,

y que no desapareceré como el círculo de fuego que traza un niño en la

              noche con un carbón encendido.

Soy sagrado.

Y no torturo mi espíritu ni para defenderme ni para que me comprendan.

Las leyes elementales no piden perdón.

(Y, después de todo, no soy mas orgulloso que los cimientos desde los

cuales se levanta mi casa.)


Así como soy existo. ¡Miradme!

Esto es bastante.

Si nadie me ve, no me importa,

y si todos me ven, no me importa tampoco.

Un mundo me ve,

el mas grande de todos los mundos: Yo.

Si llego a mi destino ahora mismo,

lo aceptaré con alegría,

y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré...

esperaré alegremente también.

Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito

y me río de lo que tu llamas disolución

por que conozco la amplitud del tiempo.


Versión de León Felipe


  • * *


24. Walt Whitman, un cosmos, el hijo de

Manhattan,

turbulento, carnal, sensual, comiendo,

bebiendo y procreando,

no es un sentimental, no mira desde

arriba a los hombres y mujeres ni se

aparta de ellos,

no es más púdico que impúdico


¡Quitad los cerrojos de las puertas!

¡Quitad las puertas mismas de sus quicios!

Quien degrada a otro me degrada a mí,

y todo lo que hace o dice vuelve a la postre a mí.


La inspiración mana y mana de mí,

me recorren la corriente y el índice.

Pronuncio la contraseña primordial,

doy la señal de la democracia,

nada aceptaré, ¡lo juro!, si los demás

no pueden tener su equivalente

en iguales condiciones.


Voces desde hace largo tiempo

enmudecidas me recorren,

voces de interminables generaciones

de cautivos y de esclavos,

voces de enfermos y desahuciados,

de ladrones y de enanos,

voces de ciclos de gestación

y de crecimiento,

y de los hilos que conectan las estrellas,

y de los úteros y de la savia paterna,

y de los derechos de los pisoteados,

de los deformes, vulgares, simples,

tontos, desdeñados,

niebla en el aire, escarabajos que

empujan bolitas de estiércol.


Voces prohibidas me recorren,

voces de sexo y lujuria,

veladas voces cuyo velo aparto,

voces indecentes por mí purificadas

y transfiguradas.


No me tapo la boca con la mano,

trato con igual delicadeza

a los intestinos que a la cabeza

y el corazón,

la cópula no es para mí más grosera

que la muerte.


Creo en la carne y en los apetitos,

y cada parte, cada pizca de mí

es un milagro.

Divino soy por dentro y por fuera, y

santifico todo lo que toco o me toca,

el aroma de estas axilas es más

hermoso que una plegaria,

esta cabeza más que los templos,

las biblias y todos los credos.


Versión de León Felipe


  • * * *


32. Creo que podría volverme a vivir con los animales.

¡Son tan plácidos y tan sufridos!

Me quedo mirándolos días y días sin cansarme.

No preguntan,

ni se quejan de su condición;

no andan despiertos por la noche,

ni lloran por sus pecados.

Y no me molestan discutiendo sus deberes para con Dios...

No hay ninguno descontento,

ni ganado por la locura de poseer las cosas.

Ninguno se arrodilla ante los otros,

ni ante los muertos de su clase que vivieron miles de siglos

antes que él.

En toda la tierra no hay uno solo que sea desdichado o venerable.


Me muestran el parentesco que tiene conmigo,

parentesco que acepto.

Me traen pruebas de mi mismo,

pruebas que poseen y me revelan.

¿En dónde las hallaron?

¿Pasé por su camino hace ya tiempo y las dejé caer sin darme cuenta?


Camino hacia delante, hoy como ayer y siempre,

siempre mas rico y mas veloz,

infinito, lleno de todos y lo mismo que todos,

sin preocuparme demasiado por los portadores de mis recuerdos,

eligiendo aquí solo a aquel que más amo y marchando con {el en un abrazo

fraterno.


Este es un caballo ¡Miradlo!

Soberbio,

tierno,

sensible a mis caricias,

de frente altiva y abierta,

de ancas satinadas,

de cola prolija que flagela el polvo,

de ojos vivaces y brillantes,

de orejas finas,

de movimientos flexibles...

Cuando lo aprisionan mis talones, su nariz se dilata,

y sus músculos perfectos tiemblan alegres cuando corremos en la pista...

pero yo solo puedo estar contigo un instante.

Te abandono, maravilloso corcel.

¿Para qué quiero tu paso ligero si yo galopo mas de prisa?

De pie o sentado, corro más que tú.


Versión de León Felipe


  • * *


34. Para mí, una brizna de hierba no vale menos que la

tarea diurna de las estrellas,

e igualmente perfecta es la hormiga, y así un grano de

arena y el huevo del reyezuelo,

y la rana arbórea es una obra maestra, digna de

egregias personas,

y la mora pudiera adornar los aposentos del cielo,

y en mi mano la articulación más menuda hace burla

de todas las máquinas,

y la vaca, rumiando con inclinado testuz, es más bella

que cualquier escultura;

y un ratón es milagro capaz de asombrar a millones de

infieles.


Versión de Màrie Manent


  • * *


45. Mira tan lejos como puedas, hay

espacio ilimitado allá,


cuenta tantas horas como puedas, hay

tiempo ilimitado antes y después.


Mi cita ya ha sido concertada y es

segura,


allí estará el Señor, esperando que yo

llegue en perfectas condiciones


allí estará el gran Camarada, el amante

verdadero que he anhelado.



Versión de León Felipe


  • * *


48. Dije que el alma no es superior al cuerpo,

y dije que el cuerpo no es superior al alma,

y nada, ni Dios siquiera, es más grande

para uno que lo uno mismo es,

y quien camina una cuadra sin amar al prójimo

camina amortajado hacia su propio funeral,

y yo o tú podemos comprar la flor y nata

de la Tierra sin un céntimo, sin un céntimo

en el bolsillo,

y mirar con un sólo ojo o mostrar un grano

en su vaina, desconcierta las enseñanzas

de todos los tiempos,

y no hay oficio ni empleo en el que un joven

no pueda convertirse en héroe,

y el objeto más delicado puede servir

de eje al universo,

y digo a cualquier hombre o mujer:

que tu alma se alce tranquila y serena

ante un millón de universos.



Versión de León Felipe



OTROS POEMAS:


¡ADIÓS, FANTASÍA MÍA![edit]

¡Adiós, Fantasía mía!

¡Adiós, querida compañera, amor mío!

Me voy, no sé adónde

ni hacia qué azares, ni sé si te volveré a ver jamás.

¡Adiós, pues, Fantasía mía!


Déjame mirar atrás por última vez.

Siento en mí el leve y menguante tic tac del reloj.

Muerte, noche, y pronto se detendrá el latir de mi corazón.


Durante mucho tiempo hemos vivido, gozado, y acariciado juntos,

                                                                                       en deliquio.

Ahora hemos de separarnos. ¡Adiós, Fantasía mía!


Pero no nos apresuremos.

Largo tiempo, ciertamente, hemos vivido, dormido, nos hemos

                                                             mezclado el uno con el otro.

Si morimos, pues, moriremos juntos (sí, continuaremos

                                                                                 siendo uno),

si vamos a algún sitio, iremos juntos a afrontar lo que ocurra:

quizás seremos más libres y alegres, y aprenderemos algo,

quizás me estés ya guiando hacia las verdaderas canciones,

                                                                             (¿quién lo sabe?),

quizás eres tú el mortal pomo de la puerta que deshace, gira...

Finalmente, pues, te digo:


                             ADIÓS! ¡SALUD, FANTASÍA MÍA!


Versión de Agustí Bartra



CÍÑETE A MÍ[edit]

Cíñete a mí, noche del seno desnudo; cíñete a mí,

noche ardiente y nutricia!

Noche de vientos del Sur, noche de grandes y pocos luceros,

tú, que en la paz cabeceas, loca, desnuda noche de estío.

Voluptuosa sonríe, ¡oh, tierra de fresco aliento!

Tierra de árboles adormilados y líquidos,

tierra ya sin luz del ocaso, tierra de montes con cumbre de niebla,

tierra donde derrama cristales el plenilunio azulado,

tierra con manchas de luz y de sombra en las aguas del río,

tierra de límpido gris y de nubes que para mí son

más vivas y claras,

tierra de abrazo anchuroso, tierra ataviada con flor de manzano

sonríe ya, que tu amante se acerca.



Versión de Màrie Manent



CUANDO ESCUCHÉ AL DOCTO ASTRÓNOMO[edit]

Cuando escuché al docto astrónomo,

cuando me presentaron en columnas

las pruebas y guarismos,

cuando me mostraron las tablas y diagramas

para medir, sumar y dividir,

cuando escuché al astrónomo discurrir

con gran aplauso de la sala,

qué pronto me sentí inexplicablemente

hastiado,

hasta que me escabullí de mi asiento y

me fui a caminar solo,

en el húmedo y místico aire nocturno,

mirando de rato en rato,

en silencio perfecto a las estrellas.



Versión de Leandro Wolfson





EL HALCÓN MOTEADO CALA SOBRE MÍ...[edit]

El halcón moteado cala sobre mí,

y me acusa lamentándose

por mi charla y mi pereza.


Yo también soy indomable,

yo también soy intraducible.

Sobre los techos del mundo,

resuena mi bárbaro graznido.


El último celaje del día,

se detiene a esperar por mí,

lanzo mi figura, tras las otras,

reposando verdaderamente en cualquier

sombra silvestre.

Me insta engatusándome hacia la bruma,

y hacia la oscuridad.


Me alejo como el aire,

sacudo mi bucle blanco en el sol fugitivo.

Vierto mi carne en remolinos,

y la dejo arrastrar por la mueca del encaje.

Me entrego, a mí mismo, al barro,

para brotar en la hierba que amo.


Si me necesitas,

búscame en la suela de tus botas.


Apenas sabrás quien soy,

y lo que quiero decir.

No obstante soy tu buena salud,

y filtraré con filamentos tu sangre.


No desfallezcas si no me encuentras pronto.

Si no estoy en un lugar, búscame en otro.

En algún lugar te estaré esperando.



Versión de Leandro Wolfson



ESCENA DE CAMPAMENTO, AL ALBA GRIS Y SOMBRÍA[edit]

Una escena de campamento, al alba gris y sombría...

Al salir de mi tienda, temprano y desvelado,

paseando lentamente, en el aire frío, por el sendero junto

a la tienda-hospital,

veo tres figuras acostadas en una camilla, tres figuras

yaciendo abandonadas allí,

cubiertas con una manta, con una amplia manta de lana oscura,

una manta gris y pesada que lo envuelve y cubre todo.


Curioso, me detengo en silencio.

Luego, con mis dedos levanto ligeramente a la altura del

rostro la manta del primero, el más próximo.

¡Quién eres, anciano flaco y horrendo de pelo gris y ojos

hundidos en las cuencas?

¡Quién eres, amado camarada?


Después avanzo hacia el segundo... ¿Quién eres tú, pequeño hijo mío?

¿Quién eres tú, dulce niño de mejillas aún en flor?


Y después, el tercero... No es un rostro de niño ni de anciano:

es un rostro muy sereno, como de marfil blanco amarillento.

Creo que te conozco, joven. Creo que este rostro es el rostro de Cristo,

muerto y divino, hermano de todos, que yace aquí de nuevo.


Versión de Agustí Bartra



OH CAPITÁN, MI CAPITÁN[edit]

Oh Capitán, mi Capitán:

nuestro azaroso viaje ha terminado.

Al fin venció la nave y el premio fue ganado.

Ya el puerto se halla próximo,

ya se oye la campana

y ver se puede el pueblo que entre vítores,

con la mirada sigue la nao soberana.


Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,

cómo los hilos rojos van rodando

sobre el puente en el cual mi Capitán

permanece extendido, helado y muerto?


Oh Capitán, mi Capitán:

levántate aguerrido y escucha cual te llaman

tropeles de campanas.

Por ti se izan banderas y los clarines claman.

Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.


Por ti la multitud se arremolina,

por ti llora, por ti su alma llamea

y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.


Oh Capitán, ¡mi Padre amado!

Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.

Es sólo una ilusión que en este puente

te encuentres extendido, helado y muerto.


Mi padre no responde.

Sus labios no se mueven.

Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.

No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.

Anclada está la nave: su ruta ha concluido.

Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.

La nave ya ha vencido la furia del oleaje.

Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas

en tanto que camino con paso triste, incierto,

por el puente do está mi Capitán

para siempre extendido, helado y muerto.




Versión de Nicolás Bayona Posada



POSTRERA INVOCACIÓN[edit]

Al fin, dulcemente,

dejando los muros de la fuerte mansión almenada,

el duro cerco de las cerraduras, tan bien anudado;

la guardia de las puertas seguras,

sea yo liberado en los aires.


Con sigilo sabré deslizarme;

pon tu llave suave en la cerradura y, con un murmullo,

abre las puertas de par en par, ¡alma mía!


Dulcemente -sin prisa-

(carne mortal, ¡oh, qué fuerte es tu abrazo!

¡oh amor! ¡cuán estrechamente abrazado me tienes!)



Versión de Màrie Manent



RECONCILIACIÓN[edit]

QUE a todos se diga: hermoso es como el cielo,

hermoso es que la guerra y sus lúgubres gestas sean al

    fin derrotadas,

que sin cesar, Muerte y Noche, con manos fraternas y

suaves, las mancillas laven del mundo;

pues murió mi enemigo; un hombre, divino como yo mismo,

    está muerto:

y le miro yacer, con blanco semblante y muy quieto, en el ataúd

   -y me acerco,

me inclino, y rozan mis labios, en el ataúd, su faz blanca.



Versión de Màrie Manent



TU MIRADA[edit]

Me miraste a los ojos, penetrando,

en lo más profundo de mi alma.

El cristal azul de tus pupilas,

me mostraba, mi imagen reflejada.


Me miraste y pediste temblorosa

que un te amo, saliera de mis labios,

pero ellos ya no tienen más palabras

pues los golpes de la vida los han cerrado.


Me miraste y tu pelo se erizaba,

y una gota redonda en tu pupila

que brotó, de un corazón roto

y cayó recorriendo tu mejilla.


Me miraste y tu rostro empapado

me exigía una palabra, una respuesta,

y mentí diciéndote te amo

por ganar de tu cara una sonrisa.




Versión de Leandro Wolfson



UNA ARAÑA PACIENTE Y SILENCIOSA[edit]

Una araña paciente y silenciosa,

vi en el pequeño promontorio en que

sola se hallaba,

vi cómo para explorar el vasto

espacio vacío circundante,

lanzaba, uno tras otro, filamentos,

filamentos, filamentos de sí misma.


Y tú, alma mía, allí donde te encuentras,

circundada, apartada,

en inmensurables océanos de espacio,

meditando, aventurándote, arrojándote,

buscando si cesar las esferas

para conectarlas,

hasta que se tienda el puente que precisas,

hasta que el ancla dúctil quede asida,

hasta que la telaraña que tú emites

prenda en algún sitio, oh alma mía.



Versión de Leandro Wolfson



UNA HOJA DE HIERBA[edit]

Creo que una hoja de hierba, no es menos

que el día de trabajo de las estrellas,

y que una hormiga es perfecta,

y un grano de arena,

y el huevo del régulo,

son igualmente perfectos,

y que la rana es una obra maestra,

digna de los señalados,

y que la zarzamora podría adornar,

los salones del paraíso,

y que la articulación más pequeña de mi mano,

avergüenza a las máquinas,

y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,

supera todas las estatuas,

y que un ratón es milagro suficiente,

como para hacer dudar,

a seis trillones de infieles.


Descubro que en mí,

se incorporaron, el gneiss y el carbón,

el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.

Que estoy estucado totalmente

con los cuadrúpedos y los pájaros,

que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos

y que puedo hacerlo volver atrás,

y hacia mí, cuando quiera.

Es vano acelerar la vergüenza,

es vano que las plutónicas rocas,

me envíen su calor al acercarme,

es vano que el mastodonte se retrase,

y se oculte detrás del polvo de sus huesos,

es vano que se alejen los objetos muchas leguas

y asuman formas multitudinales,

es vano que el océano esculpa calaveras

y se oculten en ellas los monstruos marinos,

es vano que el aguilucho

use de morada el cielo,

es vano que la serpiente se deslice

entre lianas y troncos,

es vano que el reno huya

refugiándose en lo recóndito del bosque,

es vano que las morsas se dirijan al norte

al Labrador.

Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido

en la fisura del peñasco.



Versión de León FelipeCategoría: Anarquistas de Estados Unidos Categoría:Poesía Anarquista