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User:THINK TANK

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La razón lógica del por qué soy un anarquista, pero «Errare humanum est»[edit]

Trato de ser «consecuente» con los demás y conmigo mismo, pues pretendo que mi conducta guarde racionalmente una correspondencia lógica con los principios que profeso, ya sea en lo perjudicial o en lo beneficioso; en la riqueza o en la pobreza; para la jefatura o para los subalternos; para los otros y para mi, o ya sea en lo ajeno o en lo propio, y por lo mismo, trato de realizar un análisis y una inspección sistémica para comprender y entender los motivos o las circunstancias del por qué, tanto para los demás como para mi, en estos tiempos, es tan difícil ser «consecuente». Ser consecuente, es ajeno y opuesto a los fundamentos en los cuales se sostiene el conjunto de cuestiones patológicas e indigestas, como suelen ser, en general la adopción de posturas fanáticas, contumaces, segregacionistas, racistas, sincretistas, reduccionistas, fundamentalistas y toda otra clase de manías obsesivas como son las anteriormente mencionadas.

Empero: Pienso que es muy probable que en lo manifestado anteriormente ¡podría estar muy equivocado!, y de manera especial, en aquello que se refiere a la afirmación de que yo soy «consecuente» con los demás y conmigo.

Analicemos pues mi conducta, a riesgo de que alguien me pueda tildar de un “inconsecuente siútico pedante”:

A).- Primero por citar a Lucio Anneo Séneca y transcribir una de sus más famosas locuciones latinas que reza textualmente así: «Errare humanum est».
B).- Y luego por aseverar que yo, como humano que soy, estoy consciente que muchas veces me he equivocado. Sin embargo, bueno resulta destacar que en todas aquellas nefastas ocasiones en las que he incurrido en equívocos, siempre he sido «consecuente» con Séneca, pues tengo la valiente agudeza, que me permite percatarme – con una infalible certaza - de mis equivocaciones, dado que de inmediato me doy cuenta que me equivoco cuando pienso que estaba equivocado.
A modo de conclusión, podría terminar haciendo hincapié de que con lo anterior se demuestra de manera irredargüible que yo, no solo soy un individuo honrado en todo y con todo, sino que además, que soy totalmente sincero; al demostrar que yo detecto y reconozco mis errores con prontitud, y si se tiene presente que además siempre he estado consciente de la existencia de aquellos errores y su posterior correción.

Honradez Intelectual[edit]

Sin embargo en la realidad, la mentira, el ocultamiento, el engaño o los subterfugios, jamás suelen presentarse de una manera tan groseramente “obvia”, ni menos se materializan de forma tan fácilmente “detectable”, como acontece al leer el contenido de la letra B) precedente. Supongo que la "inconsecuencia" como la que encierra la letra mencionada, corresponde a una impostura intelectual, y que esa omisión o falta de honradez intelectual facilita el camino sutil que nos auto conduce al despeñadero de una no menos sutil coerción que, por causa de su origen y travestismo casi invisible, es una de las más difícil de detectar y combatir. De allí que la “inconsecuencia” sea uno de los más nefasto factores de condicionamiento de nuestro comportamiento, puesto que por su intermedio nosotros mismos nos creamos nuestras propias auto coerciones, con las cuales a la vez coaccionamos a los demás.

Ahora bien, a riesgo que además se me tilde de ser un fanático religioso fundamentalista me permito – en una versión libre - parafrasear una locución bíblica «¿Por qué hago escarnio de la paja en el ojo ajeno, y no me percato de la viga que tengo en el mío propio, o percatándome de su existencia la justifico?». Si eventualmente me auto defino como un individuo consecuente, entonces también debiera criticar con igual celo la presencia de la “viga en mi propio ojo”. Y si eventualmente por temor, desidia, conveniencia o ignorancia, no sólo no reprocho la presencia de aquella viga en mi ojo, sino que además la justifico para satisfacer mi auto complacencia, narcicismo o egocentrismo, entonces en tales anómalas condiciones - para seguir siendo consecuente - también yo debiera justificar con igual fuerza la existencia de la “paja en el ojo ajeno”.

Entonces, la persona «consecuente» es aquella que mide a todos con la misma vara e incluso, con ella, se auto mide asimismo, y a la vez, da a cada quién lo suyo, esto es: «da al cesar lo que es del cesar y a dios lo que es de dios». Ser consecuente es diferente a ser contumaz, ya que esta última es la tenacidad y dureza en mantenerse permanentemente en una postura errónea que segrega a los demás de los beneficios generados en la equivocación, pero los integra a los perjuicios provenientes del error a través de la «Ley del embudo», vale decir en lo beneficioso: lo ancho para mi y lo angosto para ti; en lo perjudicial: lo angosto para mi lo ancho para ti. Asimismo, la «consecuencia» no implica ser un fanático fundamentalista que sigue a perpetuidad determinadas posturas erróneas que inducen a suponer que los demás son los equivocados. Postura que por lo mismo rayan en manías obsesivas que lo inducen a suponer que ellos son los únicos poseedores de la «verdad». Perturbación anímica producida por tal idea fija que, ni con la lógica ni con la razón, es posible de sacárselas de la mente: ¡Lo que yo sostengo y en lo que yo creo es aquello que es realmente verdadero y cierto, y en lo que tu visualizas y crees es algo absolutamente falso, mentiroso, erróneo y equivocado!


Un anarquista per se, es una persona «consecuente», porque es tolerante pues mide con la misma vara, tanto a los demás como asimismo, aun cuando acepta de antemano que esa “vara” pueda ser una herramienta equivocada. Un anarquista no es una “veleta” que siempre está virando a favor de la dirección de aquel viento que sopla en un determinado instante; ni tampoco es un ente petrificado con una mente reumática incapaz de evolucionar, pues es capaz de analizar, investigar e inspeccionar para así entender y comprender el por qué algunos individuos tenemos la mente de “veleta” y por qué otros la tenemos “petrificada”.


En conclusión:[edit]

A través de aquel estudio, examen, inspección, insvestigación o anlásis se pretende estar en posición de establecer quién es o no es una persona consecuente, esto es, para determinar si su conducta guarda o no racionalmente una correspondencia lógica con los principios que dice profesar, sean estos correctos o equivocados, sea que nos agraden o nos repugnen, sean verdaderos o falsos; pero siendo consecuente los aplica por parejo ya sea así mismo, a los miembros de sus feligresía, a sus detractores, o ya sea a sus enemigos o amigos. En efecto:

Si yo digo - utilizando tal o cual argumento, argucia o artilugio - que tal o cual persona mienten o está equivocada, entonces, por causa de mí propia «consecuencia», debo aceptar que aquella utilice ese mismo mecanismo - sea erróneo o no - para que ese individuo también pueda poner en duda la veracidad de mis afirmaciones.
Si yo digo que no creo en dios y quiero que se implante un estado ateo, en mi consecuencia no podría impedirle a otro diga que cree en dios, y que a la vez quiere para si y los suyos una teocracia.
Si yo sostengo que la única vía para acceder al poder son las "armas"; con posterioridad no me puedo quejar que los otros argumenten que lo impediran por esa misma vía.
Si yo a través de un determinado mecanismo manifiesto que hay individuos que trastocan y trastornan todo cuando dicen que lo bueno es malo; que lo malo es bueno; que lo falso es verdadero; o que lo verdadero es falso. Y además les imputo que aquellos dicen que la “verdad” no existe, pues reviven en su propio favor, en primer lugar, el subjetivismo más extremo del sofista Protágoras: «La verdad es lo que cada individuo considera verdadero, según su propia manera de pensar y de sentir», y en segundo término al resucitar el relativismo sofista: «El hombre es la medida de todas las cosas».
Ahora bien, si mi intensión es demonizar más aun al sofismo como a sus seguidores, procedo a estereotipar su ateismo, fijandolo en la mente de los “creyentes”. Además, buscaré la argucia adecuada para lograr que otros repitan y machaquen la siguiente demonización: «Los sofistas TIENEN POR IMPOSIBLE LA CERTEZA DE LA EXISTENCIA DE DIOS».

Entonces, si soy consecuente con mi alardeada “consecuencia”, no puedo escabullirme a la antípoda del mecanismo utilizado en mis imputaciones y reproches a ese tercero, sino que más bien, debo aceptar que mis afirmaciones se impugnen y midan con esa misma “vara”, y que por lo mismo debo aceptar que se me impute que soy yo el charlatán que todo lo trastorna y trastoca. Así las cosas, pueden insultar a la persona, pero jamás imputarle de inconsecuencia, ya que un consecuente esta motivado para ser igual para todos y en todas partes, aun cuando en la realidad su creencia sea lo contrario a la luz. Al revez, un "inconsecuente", es el sujeto que se autodefine como luz de la calle, cuando en realidad es tan solo oscuridad de la casa, o viceversa. Otra forma de enfocar el tema en estudio lo podemos abordar de la siguiente manera: No solo hay que ser constante en el interior sino que además en el exterior, puesto que hay que ser consecuente en la correspondiente concatenación de los eventos futuros, esto es: pensar lo que se dice; decir lo que se piensa; hacer lo que se predica, y ser responsable de lo que se hace. A la inversa ser inconsecuente, es imponer a los demás que hagan lo que yo digo y no lo que yo hago, como asimismo, que el sujeto que me obedeció, cargue y pague tanto por mi incitación a actuar como por mis propias culpas. En otras palabras más coloquiales: “sacar las castañas del fuego con la mano del gato”.

Detractores[edit]

Como en el hecho he sostenido que soy consecuente, no puedo terminar sin señalar que existen detractores que impugnan la validez del concepto "consecuencia": para muestra un botón

La existencia de detractores no nos debe incomodar, porque mi "consecuencia" les reconoce el derecho utilizar el mismo mecanismo que yo uso, total... “el toro pondrá a cada uno en su sitio; aun cuando, como pago por dilucidar el asunto, el mismo torero a quien el toro le concedió la victoria, sea el que mate al animal”; porque entre toreros es mal visto pisarse mutuamente el capote, que es lo mismo que decir: esperemos sin hacernos zancadillas entre nosotros, ya que “el tiempo dará la razón a quien corresponda, aun cuando el sujeto victorioso, en agradecimiento, al final deba asesinar a quien le otorgo la razón”.

Pagar, de la manera señalada, por los servicios prestados por un tercero no es nuevo: ¿acaso no suele ocurrir lo mismo con el pueblo, el cual, con sus votos entrega la victoria a un determinado grupo de poder, dilucidando con su votación la designación de quién habrá de gobernarlos? ¿Acaso los triunfadores, en agradecimiento, no retribuyen al pueblo siempre con el "Pago de Chile".?

Empero, es posible que mi punto de vista o perspectiva, podría ser o estar totalmente equivocada.


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