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Asociatividad
La asociatividad, o asociativismo, es tanto una facultad social de los individuos como un medio de sumar esfuerzos y compartir ideales a través de la asociación de personas para dar respuestas colectivas. Parte del principio de que los individuos humanos son seres sociales y a la vez selectivos, por lo que por un lado se encuentran en la necesidad de asociarse y por otro están en capacidad de elegir con quienes, por qué y de qué manera, por lo que se puede hablar de una necesidad social de afinidad selectiva.
Concepto organizativo[edit]
Como instrumento de participación social se caracteriza por surgir del común acuerdo, en que un grupo humano en concordancia con las voluntades individuales que lo componen considera tener intereses similares y un mismo objetivo a realizar, formando asà una asociación en particular. Estando tales individuos en calidad de socios o asociados se someten al principio igualitario de que cada asociado se representa a sà mismo de manera personal e intransferible frente a sus compañeros, logrando asà igualdad en derechos y obligaciones y horizontalidad en el control interno.
Se caracteriza por ser un principio de convivencia voluntaria e igualitaria con respecto al poder, válido para todo tipo de relaciones humanas. Al no tener integrantes en calidad de coaccionados o subordinados, se distingue tanto de colectivos humanos no voluntarios y no participativos como de los que están basados en el lugar de origen, identidades culturales, tradiciones, en el poder adquisitivo o concentración de capital, en la coerción o en la obediencia jerárquica.
Historia e ideologÃa[edit]
Como concepto ha sido usado originalmente por el movimiento obrero del siglo XIX al crear las primeras asociaciones obreras y sindicatos, que eran voluntarias y sólo dependÃan de las decisiones de sus miembros. Contemporáneamente es usado en la economÃa social al referirse a la gestión económica de las empresas asociativas (empresas de socios), asà como por sectores sociales voluntarios, como en algunas ONGs, aunque en estos últimos el concepto puede variar del original. En el ensayo Zonas autónomas permanentes, Hakim Bey comenta:
- "La gente probablemente deberÃa elegir con qué personas vive. Las [asociaciones] deben elegir mutuamente sus propios miembros --esto no tiene nada que ver con el "elitismo". La [asociación] puede ejercer una función temporalmente abierta --como albergar festivales o repartir comida gratis--, pero no necesita estar permanentemente abierta a cualquier autoproclamado simpatizante que pase por ahÃ."
Es en el anarquismo donde ha tenido y tiene la mayor incidencia ideológica, ya que indica el modo en que éste propone configurar colectivos humanos resultado del ejercicio del poder de cada persona; los anarquistas postulan que las asociaciones son más eficaces en sus objetivos porque no existen por fuera de quienes las componen por lo que no oprimen la libertad y son una salvaguarda a la indentidad individual, más aún si se organizan en una escala humana y si sus asociados ejercen su poder por democracia directa. En Pequeño léxico filosófico del anarquismo, Daniel Colson comenta:
- "Asociación o afinidad selectiva. Cada asociación selecciona en nosotros y en los demás cualidades y predisposiciones particulares, a veces insospechadas y a menudo sorprendentes. Por esto, nadie es capaz de saber o prever aquello de lo que es capaz, ya sea para bien o para mal. La asociación, el arte suscitar buenos encuentros y evitar los malos, es decir, de movilizar en sà mismo y fuera de sà mismo recursos no utilizados y nuevos, afirmativos y no negativos, portadores de vida y no de muerte, suponen mucha fineza, olfato y sentido práctico, que las circunstancias y la tosquedad que las etiquetas y los roles que impone el orden actual los vuelven frecuentemente muy difÃciles de convocar."