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Unitarismo

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El unitarismo es una corriente de pensamiento teológico de origen cristiano que afirma la unidad absoluta de Dios y, por ende, la naturaleza no divina de Jesús. Generalmente identificado con las corrientes antitrinitarias, ha tenido diversas manifestaciones a lo largo de la Historia y por ello es a veces identificado parcial o totalmente con otros movimientos que comparten su común rechazo al dogma de la Trinidad, como el adopcionismo, el arrianismo, el servetismo o el socinianismo. Desde el siglo XIX el unitarismo contemporáneo, conocido actualmente en los Estados Unidos como Unitarismo universalista, dejó de imponer credo alguno o de hacer pruebas de doctrina como criterio de participación.


Historia

Antecedentes: El debate cristológico de los primeros siglos y la controversia arriana

Dado que la palabra y el concepto de Trinidad, tal como se entiende en sentido cristiano, no consta como tal en el Nuevo Testamento, los unitarios arguyen que el unitarismo comenzaría su existencia con el propio Jesús, quien según esta hipótesis era consciente de ser simplemente un hombre enviado por Dios al mundo para transmitir Su voluntad, pero que no es divino ni comparte la naturaleza del Padre. A lo largo de los tres primeros siglos del Cristianismo aparecen diversos autores que afirman la naturaleza "más que humana" del Cristo y le atribuyen un carácter divino o semidivino como Hijo de Dios. Los subordinacionistas afirmaban que el Hijo estaba subordinado al Padre y sometido a su voluntad, mientras que entre otros pensadores cristianos comenzaba a cuajar la idea del carácter divino de Jesucristo y su identificación con la divinidad. En el otro extremo se situaban los que identificaban totalmente al Padre y al Hijo, entendiendo que el Padre también había sufrido y muerto en la cruz (patripasianismo) y que Padre, Hijo y Espíritu Santo no eran más que modalidades o manifestaciones de una única realidad divina (sabelianismo o modalismo). El primero en utilizar la palabra "Trinidad" fue Tertuliano.

Al llegar el siglo IV y el Edicto de Milán, todas estas discusiones teológicas salieron definitivamente a la superficie y comenzaron a discutirse enconadamente. Se constituyeron dos grandes grupos: los que afirmaban que el Hijo había sido creado por Dios en el principio, y que por tanto no podía identificarse con él, que se agruparon alrededor de Arrio y de Eusebio de Nicomedia, y los que afirmaban que el Hijo era consustancial (homoousios) con el Padre, liderados por el obispo Alejandro de Alejandría y especialmente por su sucesor, San Atanasio. En el Concilio de Nicea (325) se aprobó oficialmente el dogma de la Trinidad y se condenó el arrianismo como herético; una decisión que, con distintos vaivenes en los años sucesivos, acabaría siendo confirmada en el Concilio de Constantinopla (381). No obstante, el Arrianismo perduraría en los reinos godos que ocuparon el Imperio Romano de Occidente hasta mediados del siglo VI.

Miguel Servet y primeras iglesias unitarias

Al iniciarse la Reforma Protestante en el siglo XVI, numerosos intelectuales comenzaron a publicar sus propios puntos de vista acerca de la doctrina cristiana sin esperar el beneplácito de Roma, dentro del espíritu protestante de libre examen de la Biblia. Uno de ellos fue Miguel Servet, médico y teólogo español. En sus libros De Trinitatis Erroribus ("Sobre los errores de la Trinidad", 1531), Dialogorum de Trinitate ("Diálogos sobre la Trinidad", 1532) y Christianismi Restitutio ("Restitución del Cristianismo", 1553), cuestionó la base bíblica y racional de la doctrina trinitaria. Sus opiniones heterodoxas y su libertad de espíritu le convirtieron en un proscrito, siendo perseguido por herejía por la Inquisición. En Ginebra fue apresado por los seguidores del reformador Calvino y fue condenado a morir en la hoguera por negar la Trinidad y rechazar el bautismo de niños (27 de octubre de 1553).

Servet influyó en varios de sus contemporáneos. Uno de ellos fue el lituano Piotr de Goniadz, quien convenció a una parte del Sínodo de la naciente iglesia calvinista de Polonia para que rechazase la Trinidad. Los antitrinitarios polacos se escindieron y formaron la llamada Iglesia Reformada Menor, más conocida posteriormente como Hermanos Polacos. Por otra parte, el reformador liberal Sebastian Castellio reprochó duramente a Calvino su intolerancia y su fanatismo y proclamó la libertad de conciencia en asuntos de fe, un principio que luego ha sido fundamental en la tradición religiosa unitaria.

Unos años después, el reformador humanista italiano Fausto Socino (Sozzini) (1539-1604) desarrolló su propia obra teológica, marcada por el antitrinitarismo y el uso de la racionalidad. Para Socino, la religión evocaba cuestiones que estaban "más allá de la razón" (supra rationem) mas nunca contrarias a la razón (contra rationem), por lo que las creencias debían concordar con la razón humana. Socino encontró refugio entre los Hermanos Polacos, aunque nunca llegó a ser miembro oficial de este grupo reformado por negarse a ser bautizado de nuevo. Sin embargo, la influencia de Socino sobre ellos fue tan grande que en lo sucesivo serían conocidos como socinianos. En la ciudad de Raków, próxima a Cracovia, los socinianos desarrollaron un importante centro de estudios que atrajo a numerosos eruditos e intelectuales de distintos países.

En 1605, un año después de la muerte de Socino, los socinianos de la Iglesia Menor publicaron el Catecismo Racoviano, resumen ordenado de las doctrinas de su maestro y que tuvo una gran influencia en años posteriores en Alemania, los Países Bajos e Inglaterra. La Iglesia Reformada Menor desapareció en 1640 por la creciente intolerancia en Polonia tras el inicio de la Contrarreforma.

Por otro lado, en Transilvania (región de cultura húngara que actualmente se encuentra dentro de Rumanía), el reformador Ferenc Dávid había abandonado el Calvinismo para predicar el Cristianismo Unitario influido por el médico italiano Giorgio Blandrata. Ambos conocían la obra de Servet y publicaron versiones resumidas de sus libros teológicos, aunque sin citar sus fuentes. El príncipe Juan Segismundo de Transilvania se convirtió al Unitarismo y dictó en la ciudad de Torda (Turda en rumano) el primer Edicto de Tolerancia religiosa en la historia moderna de Europa en 1568 para permitir la libre práctica religiosa de todas las confesiones religiosas de su país. Este estatus especial perduró, aunque con dificultades, tras la invasión de Transilvania por parte de Austria en el siglo XVIII y el dominio más o menos efectivo del Imperio Austrohúngaro primero y, después de la Primera Guerra Mundial, del Estado rumano. Fue en Transilvania donde aparece por primera vez la palabra Unitaria en un documento de 1600 para referirse a esta nueva confesión religiosa.

El Unitarismo en Inglaterra y Estados Unidos

En Inglaterra, el impulso religioso radical de la Reforma permaneció entre los Dissenters, nombre que englobaba a las Iglesias Libres opuestas a la hegemonía de la Iglesia Anglicana. El librepensador John Biddle estaba muy influido por el Socinianismo, y la filosofía de John Locke y las corrientes racionalistas de la Ilustración ganaron muchos adeptos tanto entre el clero anglicano como entre pensadores y científicos ingleses de la época. Finalmente, el pastor anglicano Theophilus Lindsey fundó la primera iglesia unitaria inglesa en Londres (1774). Su ejemplo fue seguido por otros clérigos ilustrados, como Joseph Priestley, quien además era científico (descubrió el oxígeno y otros gases) y político (apoyaba abiertamente la Revolución Francesa, lo que le acarreó numerosas antipatías hasta el punto que tuvo que emigrar a América tras sufrir un incendio provocado en su casa). Posteriormente, Priestley ayudó a fundar la primera iglesia unitaria de Filadelfia (1796).

Entre los protestantes puritanos que habían emigrado a las colonias de América del Norte se produjo una evolución similar a la ocurrida en Inglaterra. Los pastores puritanos se escindieron en dos grupos, uno conservador y evangélico, de convicciones calvinistas, y otro liberal, racionalista y de ideas arminianas y arrianas. A principios del siglo XIX, los pastores liberales de las iglesias de Nueva Inglaterra reconocían como su líder a William Ellery Channing de Boston, ciudad que se convirtió en el núcleo del Unitarismo norteamericano, hasta el punto que se decía que la fe de los unitarios se basaba en la unidad de Dios, la humanidad de Jesús y la vecindad de Boston.

Los cristianos unitarios de los países anglosajones, que eran en un principio de orientación principalmente arriana, acabaron no sólo negando la Trinidad, sino diciendo que Jesucristo no era más que un hombre, aunque seguían viendo en él al profeta que había sido elegido por Dios para transmitir su revelación a los hombres, como probaban sus numerosos milagros. Los milagros de Jesús eran, pues, la demostración empírica de su elección divina como Salvador. Los unitarios eran de talante racionalista y por ello desdeñaban las manifestaciones espiritualistas o emocionales de fervor religioso del primer Gran Despertar que estaba produciéndose en las iglesias ortodoxas del Puritanismo anglosajón. Muchos deístas, como Thomas Jefferson, se manifestaron favorables a la nueva doctrina.

R.W. Emerson y el trascendentalismo

El 15 de julio de 1838, Ralph Waldo Emerson, que había sido ministro unitario en Boston, pronunció un discurso (The Divinity School Address) en la Universidad de Harvard que resultaría decisivo para la historia del Unitarismo estadounidense. Influido por el Romanticismo alemán y el hinduismo, Emerson proponía una vía intuitiva a Dios, basada en la capacidad innata de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones. Esta filosofía espiritual recibió el nombre de trascendentalismo. A pesar del talante liberal de Harvard, el escándalo fue considerable en aquellos momentos, pero muchos pastores y teólogos unitarios, particularmente los más jóvenes, descubrieron en la vía trascendentalista de Emerson una forma de superar la rigidez intelectual imperante en el Unitarismo y desarrollar una fe renovada más allá de los límites de la revelación bíblica. Theodore Parker fue el gran renovador del Unitarismo norteamericano siguiendo las líneas aperturistas definidas por Emerson. El principal defensor del Unitarismo tradicional de base bíblica fue Andrews Norton. La división entre trascendentalistas y unitarios bíblicos se mantuvo hasta finales del siglo XIX.

El Unitarismo contemporáneo

En 1933 se divulgó en Estados Unidos un documento llamado Manifiesto Humanista, suscrito por un amplio colectivo de científicos e intelectuales, entre ellos varios líderes unitarios, que significó el inicio de una nueva manera de entender la religión de tipo naturalista, en que conceptos como Dios o la vida después de la muerte biológica dejaban de considerarse centrales. Según los humanistas, la religión debía dejar de especular sobre realidades metafísicas y concentrarse exclusivamente en la transformación del mundo y la mejora moral del ser humano. El humanismo tuvo un impacto notable en las iglesias unitarias del ámbito anglosajón, llegando incluso a ser la corriente mayoritaria en el Unitarismo norteamericano. Sin embargo, el Unitarismo cristiano de base bíblica y diversas variantes de trascendentalismo y de Deísmo siguieron coexistiendo en su seno. Así desde mediados del siglo XX, el Unitarismo norteamericano iba dejando de ser una iglesia exclusivamente cristiana y protestante para convertirse progresivamente en una iglesia liberal sin credo y cada vez más multiconfesional, que desde 1961 se denomina Unitarismo universalista, ya que en esa fecha los unitarios norteamericanos se fusionaron con la Iglesia Universalista de América para fundar la Asociación Unitaria Universalista, cuya sede central se encuentra en Boston. En las últimas décadas, esta tendencia se ha incrementado con la existencia en las Iglesias Unitarias anglosajonas de personas que, además de como unitarios universalistas, se definen también como judíos, budistas, neopaganos o de otras religiones.

En 1995 se constituyó el Consejo Internacional de Unitarios y Universalistas (ICUU) para coordinar las diversas Iglesias y asociaciones Unitarias y Universalistas del mundo. Actualmente se calcula que hay unos 800.000 unitarios en unos 25 países del mundo, principalmente en Estados Unidos, Rumanía, Hungría, Canadá y Gran Bretaña, y de forma muy minoritaria en otros países.

Otras iglesias cristianas también tienen una teología unitaria, aunque no tienen una conexión histórica directa con el Unitarismo histórico. Entre ellas destacan los Testigos de Jehová, los Cristadelfianos y los Unitarios Bíblicos. Estas iglesias combinan el rechazo de la doctrina de la Trinidad (con distintas variantes) con formas de culto evangélicas o pentecostales y una interpretación literalista y, en ocasiones, incluso fundamentalista de los textos bíblicos, lo que las distingue muy claramente de las Iglesias Unitarias, que siempre han sido proclives al liberalismo teológico. Asimismo, en Inglaterra existe un proyecto de restaurar la Iglesia Arriana.

Por otro lado, otras iglesias liberales de inspiración cristiana, como Unity y otras corrientes del Nuevo Pensamiento, también muestran una inclinación hacia ideas teológicas unitaristas.

Personajes históricos españoles influidos por el Unitarismo

Dicen que el reformador español Casiodoro de Reina, traductor de la Biblia, lloró al contemplar el lugar de Ginebra donde fue martirizado Miguel Servet, y que desde entonces fue considerado sospechoso de ser afín al Unitarismo. En cualquier caso, desde la muerte de Servet, el aparato represor de la Inquisición y el Estado impidieron cualquier brote unitarista en España durante muchos años. Algunos sólo pudieron conocerlo en otros países, como el escritor y erudito español José María Blanco White, que perteneció a la iglesia unitaria de Liverpool en los últimos años de su vida, durante su exilio en Inglaterra. Otra gran figura que se sintió identificada con el Unitarismo fue el político y educador Gumersindo de Azcárate, krausista y uno de los promotores de la Institución Libre de Enseñanza. Tanto Azcárate como Francisco Giner de los Ríos fueron admiradores de las obras de los líderes intelectuales del Unitarismo norteamericano, William Ellery Channing y Theodore Parker, y transmitieron esta admiración a muchos de sus alumnos, entre ellos Miguel de Unamuno. El año 2000 fue fundada la Sociedad Religiosa Unitaria Universalista de España, cuya sede central está en Barcelona.

Rituales y celebraciones de las iglesias unitarias

Las iglesias unitarias tienen su origen en la Reforma Protestante, por lo que muchas de sus tradiciones y celebraciones reflejan este legado cultural. Sin embargo, una de las características principales de esta tradición religiosa es su enorme variedad y su tendencia a la experimentación y a la innovación.

Servicios de culto

Los servicios de culto regulares tienen lugar tradicionalmente en domingo por la mañana. Son encuentros habitualmente semanales, aunque los grupos más pequeños pueden optar por reunirse de forma quincenal o mensual. Es el momento en que toda la congregación se reúne en pleno para celebrar su fe en comunidad.

Los servicios suelen comenzar con una pieza musical mientras los asistentes toman asiento y centran sus pensamientos en el acto que van a compartir. Desde los años 60 del siglo pasado, es cada vez más frecuente que el ministro o un miembro de la congregación encienda una llama en un gran cáliz o copa mientras recita unas palabras relativas a la fe que comparten todos los asistentes (que generalmente son distintas en cada sesión, sin seguir ninguna norma fija). El Cáliz Encendido se ha convertido en el símbolo de identificación compartido por la mayoría de los grupos unitaristas en todo el mundo y suele utilizarse también como logotipo en sus páginas web y en sus publicaciones.

Tras la lectura de las comunicaciones de los distintos comités, grupos de discusión y meditación, u otras actividades de estudio, amistad y ocio vinculadas a la vida cotidiana de la congregación, el servicio de culto continúa con la lectura de textos religiosos o filosóficos. También suele haber cánticos (generalmente de la tradición cristiana protestante, aunque cada vez se publican más himnos exclusivamente unitaristas). También suelen realizarse actos para los más pequeños, que luego son conducidos por sus monitores a las aulas donde se imparte formación religiosa para niños y jóvenes.

El núcleo de la celebración es habitualmente el sermón, o exposición oral del ministro o del líder laico que dirige el servicio religioso. En ocasiones, sobre todo si la congregación es poco numerosa, se abre un periodo de debate entre los asistentes sobre las ideas presentadas por el ministro en su sermón.

Ritos y ceremonias

En las iglesias unitarias se celebran habitualmente ceremonias de bautismo (en las que tienen una mayor influencia cristiana) o de bendición de los niños, así como bodas, funerales y otras. En general, la confirmación es una ceremonia que sólo se celebra en las iglesias de cultura húngara. Estos actos no suelen estar restringidos a los miembros de la congregación, sino que pueden solicitarse también por parte de otras personas. En sociedades multiculturales como Estados Unidos y Canadá son muchas la parejas de dos tradiciones religiosas distintas que deciden casarse en una iglesia unitaria debido a su carácter ecuménico y plural. Asimismo muchas iglesias unitarias de Occidente celebran regularmente y con normalidad uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo.

La comunión en las iglesias unitarias

El rito de la comunión es característico de la tradición cristiana y, como tal, se lleva a cabo en las iglesias unitarias, aunque de forma y frecuencia irregular, y en algunas congregaciones (principalmente de Estados Unidos y Canadá) ha dejado de realizarse de forma casi total.

Los unitarios de cultura húngara comulgan bajo las dos especies (pan y vino), como ritual conmemorativo de la Última Cena de Jesús. Los unitarios creen que es un acto simbólico y rechazan conceptos como la transubstanciación. La comunión se celebra al menos cuatro veces al año (Navidad, Pascua, Pentecostés y el Día de Acción de Gracias). También puede celebrarse la comunión en ocasiones extraordinarias, como una reunión del Sínodo, la celebración del aniversario de una iglesia, etc.

En las iglesias de cultura anglosajona, la comunión se celebra regularmente en las congregaciones que se identifican con la tradición cristiana (por ejemplo, en la histórica King's Chapel de Boston), mientras que en otros grupos sólo se hace de forma irregular o incluso experimental (por ejemplo, compartiendo otros tipos de alimentos en lugar de pan y vino), según el criterio de cada congregación.

Celebraciones experimentales

Las congregaciones unitarias más innovadoras son proclives a organizar en ocasiones celebraciones poco ortodoxas, en las que se puede utilizar el teatro, la danza y otras expresiones artísticas en sustitución del sermón habitual.

Asimismo las iglesias unitarias han desarrollado rituales originales propios, como la Comunión de las Flores, creada por el pastor Norbert Čapek de Checoslovaquia. Estas celebraciones novedosas son un signo de la progresiva diferenciación de las iglesias unitarias respecto a los oficios religiosos de otras confesiones de origen protestante.

Asimismo es relativamente frecuente la celebración de festividades específicas de otras religiones, como la Hanukkah judía, ceremonias budistas, Shinto, etcétera. En Estados Unidos se percibe también una influencia creciente del neopaganismo y las religiones nativas americanas. Esta pluralidad se percibe de forma ambivalente, en ocasiones como riqueza en la diversidad y en otras ocasiones como desvirtuación de las esencias del unitarismo. Así han aparecido recientemente escisiones que disienten del exceso de pluralismo y sincretismo que perciben en el Unitarismo moderno, generalmente reivindicando un regreso a sus raíces cristianas y teístas. Un ejemplo de ello es la Conferencia Unitaria Americana (AUC).

Formas de organización

En la mayor parte de países, el modelo de organización propio del Unitarismo es el congregacionalismo. Según este modelo, que también siguen algunas denominaciones protestantes, cada congregación tiene total autonomía para la gestión de sus propios asuntos, elección de cargos y decisión sobre sus finanzas y su vinculación con otras congregaciones.

El modelo de organización congregacionalista de las iglesias unitarias es democrático y participativo. Los miembros de la congregación se reúnen periódicamente en asamblea para discutir los asuntos de la comunidad y elegir los cargos electos.

Las iglesias unitarias son, por tanto, asociaciones nacionales de congregaciones, constituidas mediante la unión federal de las congregaciones locales. Estas asociaciones nacionales se rigen a través de una Asamblea General compuesta por delegados de las congregaciones locales y que se reúne periódicamente (generalmente cada año).

Los órganos directivos de las iglesias unitarias a nivel nacional son elegidos mediante procedimientos democráticos por parte de los delegados de las congregaciones asistentes a la Asamblea General por un cierto período de tiempo (que puede variar de uno a cuatro años), y deben ser renovados de forma periódica. El cargo electivo más importante es el presidente de la asociación de congregaciones, el cual carece de autoridad doctrinal y suele ser más bien una figura representativa de la Iglesia ante la sociedad y los medios de comunicación. Su misión consiste en implementar las políticas dictadas por la Asamblea General y por la junta o comité de gobierno.

Una notoria excepción es el de las iglesias unitarias de cultura húngara (es decir, las de Hungría y Transilvania), que se rigen por un Sínodo o consejo formado por los ministros ordenados de la Iglesia. El Sínodo es responsable de las principales decisiones que afectan al conjunto de congregaciones. El presidente de este consejo se denomina obispo (es el único que puede ostentar este título en todo el ámbito nacional de esa iglesia). Desde la caída del Muro de Berlín y la apertura política de los países de la Europa del Este, los obispos unitarios de Hungría y Transilvania han dejado de ser cargos vitalicios para convertirse en electivos y renovables.

Clero

Algunas iglesias unitarias tienen clero y otras no, según la tradición histórica de cada país. Como es costumbre en las iglesias protestantes, reciben el nombre de ministro o ministra (en cambio, el título de pastor es infrecuente). Cualquier hombre y mujer que haya realizado los estudios de formación reconocidos por las iglesias nacionales respectivas pueden ser ordenados para el ministerio. Además, en los países anglosajones es indiferente la orientación sexual de los ministros, es decir, los hombres y mujeres homosexuales pueden ser ordenados para el ministerio unitario en igualdad de condiciones.

En las iglesias unitarias de política congregacionalista, el ministro es ordenado por la propia congregación (generalmente la primera en la que sirve tras su graduación). No obstante, es costumbre contar con el aval de uno o varios ministros ya ordenados, que deben asistir a su ceremonia de ordenación congregacional y darle el saludo de hermandad, reconociéndole así ante todos como su igual.

No es obligatorio que exista un ministro en cada grupo local. Cada congregación es libre de decidir si quiere una gestión totalmente laica o si desea tener un ministro, durante cuánto tiempo y cuándo decide sustituirlo por otro. La labor del ministro o ministra se centra en dirigir los servicios religiosos y las ceremonias públicas, prestar atención pastoral a los miembros de la congregación que soliciten su ayuda y consejo, coordinar las distintas actividades de subgrupos y comités constituidos, y rendir cuentas periódicamente de su gestión al comité directivo de la congregación.

Véase también

Enlaces externos