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Kurt Gustav Wilckens

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Kurt Gustav Wilckens (Bramstedt, Alemania, 3 de noviembre de 1886-Buenos Aires, 15 de junio de 1923), fue un militante anarquista alemán, conocido en Argentina por haber vengado la represión de la Patagonia rebelde con el homicidio del teniente coronel Héctor Benigno Varela.

Biografía[edit]

Kurt Gustav Wilckens

Kurt Wilckens nació el 3 de noviembre de 1886 en Bramstedt, Segeberg, provincia de Schlegwig-Holstein, Alemania.

Origen[edit]

Fue hijo de August Wilckens y Johanna Harms, estudió jardinería y en 1906 ingresó en el ejército, en la primera compañía del Garde-Schutzen-Bataillons prusiano.

En 1910 emigró a Estados Unidos, con la idea de perfeccionarse en su oficio, viaje que cambió su vida para siempre. En esta etapa conoció las ideas libertarias, estudiando principalmente a Leon Tolstoi.

Su primer encuentro con el aparato represivo se dio en una fábrica donde dirigió un acto, cuando menos, curioso.

El producto vendido era pescado y la empresa tenía dos marcas, una para la burguesía y otra, de inferior calidad, para el proletariado. Wilckens, como un Robin Hood tangible y del siglo XX, convenció a sus compañeros de cambiar el contenido de los envases, para dar a los pobres lo que normalmente reciben los ricos, motivo por el cual fue despedido.

El alemán se dirigió entonces a Arizona, donde trabajó como minero y se involucró con lo obreros revolucionarios del Industrial Workers of the World (Obreros Industriales del Mundo, mejor conocidos como Wobblies).

Wilckens tomó parte activa en las huelgas y fue orador en las reuniones de los trabajadores. Los reclamos condujeron a los oligarcas locales a la creación de las Royalty Leagues (Ligas de la Lealtad). Así, el 12 de julio de 1916, dos mil miembros de esta asociación iniciaron una cacería humana, teniendo a los mineros como presa. Una de las víctimas asesinó en defensa a propia a un miembro de estas ligas, por lo cual fue acribillado a balazos. Esto provocó disturbios, saqueos e incluso violaciones, llevadas a cabo en su totalidad por los Leaguer’s.

El fin llegó cuando 1186 personas, Wilckens incluido, fueron encerradas en camiones de transporte de ganado y arrojadas en la frontera con New Mexico, en pleno desierto.

Wilckens, conocido ya como un anarquista declarado y miembro de la IWW, fue encerrado en un campo de confinamiento en Columbus. Logró escaparse, pero fue recapturado, por lo cual lo enviaron a Fort Douglas, campo para prisioneros alemanes del cual escapó el 4 de diciembre. Fue apresado por la policía en 1919 y acto seguido deportado.

En Argentina[edit]

Regresó, brevemente, a su país y luego, en septiembre de 1920, emigró a Argentina. Primero trabajó como agricultor en Cipolletti (Río Negro) y luego como estibador en los puertos de Buenos Aires, donde se vinculó con los Anarquistas locales.

El 12 de mayo de 1921fue provocado por un policía que intentaba lograr que deportaran al alemán, en lo cual falló. No obstante, Wilckens fue apresado de todas formas y pasó cuatro meses en la cárcel.

En 1922, en el sur del país, comenzaron los nefastos hechos conocidos como La Patagonia Trágica, los cuales hallaron su fin con el sistemático homicidio via fusilamiento de más de 1500 personas, en su mayoría socialistas y anarquistas.

El individuo que ordenó las muertes fue el teniente coronel Hugo Benigno Varela.

En Buenos Aires Wilckens trabajaba como corresponsal para los diarios alemanes Alarm (Hamburgo, órgano oficial de la Federación Libertaria Anarquista y de las Comunidades Libertarias de trabajadores de Alemania) y Der Syndicalist (Berlín, correspondiente a la Unión de Trabajadores Libertarios de Alemania, de corte ideológico anarco-sindicalista). Probablemente, fue esta posición la que lo hizo conocer en profundidad los hechos sucedidos en la Patagonia.

Héroe Anarquista[edit]

A pesar de haber sido influenciado notoriamente por la doctrina pacifista de Tolstoi, Wilckens llegó a la conclusión de que la violencia era el único modo de responder a la clase dominante.

El 25 de enero (otras versiones aseguran que fue el 27) de 1923 Hugo Varela salió de su domicilio en calle Fitz Roy, Palermo, Buenos Aires. Wilckens lo vigilaba desde varios días, esperando la oportunidad de encontrarlo solo, pero siempre se acompañaba por mujeres o niños. Las fuentes no coinciden en exactitud sobre lo que sucedió después. Está claro que una niña se cruzó en el camino, aunque no es posible asegurar si Wilckens la espantó aduciendo que un auto la chocaría o si de todas formas arrojó la bomba al militar y cubrió a la menor con su cuerpo para evitar que fuera herida. Independientemente de este pasaje, está claro que Wilckens sufrió lesiones en una pierna (ambas, según algunas fuentes), mientras que Varela recibió 12 impactos producidos por las esquirlas. El anarquista se aseguró de que el genocida no sobreviviera: le dio cinco disparos con un revolver. Fue apresado a pocos metros; no opuso resistencia. Mientras lo llevaban dos policías dijo: “He vengado a mis hermanos”, en clara referencia a las más de 1500 víctimas conocidas del militar. thumb|left|300px|El asesinato de Wilckens por Pérez Millán Temperley, según la iustración del diario porteño Crítica. Al velatorio de Varela concurrieron varios funcionarios, entre ellos Marcelo T. de Alvear, presidente en 1923, y el ex-presidente Hipólito Yrigoyen. Un hecho que cabe destacar fue protagonizado por un joven llamado Ernesto Pérez Millán Témperley (miembro de la Liga Patriótica Argentina y ex-sargento de la policía de Santa Cruz), quien gritó y amenazó a los periodistas, amenazando con dispararles con armas de fuego.

Wilckens estuvo incomunicado hasta el 2 de febrero y fue sentenciado a 17 años en prisión. Durante su juicio se declaró culpable y único responsable. Negó por completo sentir remordimiento alguno.

En la cárcel comienza a recuperarse. Suele dar entrevistas y recibe material de lectura y alimentos especiales a diario (era abstemio, para oponerse al sistema que regala vino para mantener al pueblo sedado, y vegetariano, para oponerse a la matanza de animales). Se lo visita con frecuencia. Escribe para algunas publicaciones extranjeras.

El 15 de junio de 1923, mientras Wilckens intentaba dormir, un guardia, ligeramente emparentado con Varela, lo asesinó disparándole en el pecho con un rifle mouser.

Consecuencias[edit]

El sujeto que asesinó a Wilckens fue el ya nombrado Ernesto Pérez Millán Témperley.

A pesar de sus diferencias ideológicas (anarquistas, socialistas comunistas, sindicalistas puros) los sindicatos se unen y aplican medidas de fuerza. El malestar se desata debido a que la justicia y la policía no entregan el cuerpo, el cual es llevado clandestinamente a una tumba desconocida (localizada luego por un periodista en el cementerio de la Chacarita).

El día lunes siguiente al atentado en la cárcel, la ciudad de Buenos Aires estuvo paralizada debido a las decisiones de los sindicatos. Algunos militantes fueron detenidos el día anterior por realizar daños a tranvías al enterarse de que el cuerpo de Wilckens fue escondido. El paro se expandió por las capitales de la mayor parte de las provincias argentinas.

Los disturbios comienzan en la plaza de Once, copada por efectivos policiales. Los enfrentamientos dejan un saldo de dos obreros y un policía muertos, además de 163 obreros detenidos.

Las medidas de fuerza de los sindicatos fueron infructuosas.

Ernesto Pérez Millán Témperley finge demencia y es enviado a una institución psiquiátrica.

En el mismo hospicio estaba recluido Boris Wladimirovich, un anarquista ruso quien convence a Esteban Lucich, un yugoslavo que colaboraba con la institución por monedas para llevar a cabo su plan.

La mañana del 9 de noviembre de 1925, Lucich ingresó al dormitorio de Pérez Millán y, apoyándole un arma en el pecho, le dijo: “esto te lo manda Wilckens”. La bala le atravesó el pulmón izquierdo. Igual que al héroe anarquista.

Las venganzas habían terminado.

Véase también[edit]

Fuentes[edit]

Categoría:Anarquistas de Argentina Categoría:Anarquistas de América Latina