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Dadaísmo

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El dadá o dadaísmo fue un movimiento antiarte surgido en [[Media:Media:Ejemplo.oggMedia:Ejemplo.ogg]]Zurich (Suiza) en 1916, que se caracterizó por gestos y manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando una especie de anti-arte o rebelión contra el orden establecido.

Dadá se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. En el fondo es un antihumanismo entendiendo por humanismo la tradición anterior, tanto filosófica como artística o literaria. No por casualidad en una de sus primeras publicaciones había escrito como cabecera la siguiente frase de Descartes: «No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.»

El movimiento dadaísta es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético porque cuestionan la existencia del arte, la literatura y la poesía. Por cuestionar cuestionan hasta el propio dadaísmo.

Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto en su rigor negativo también está contra el modernismo, es decir, el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.

La expansión del mensaje dadá fue intensa, amplia y tuvo repercusiones en todos los campos artísticos, En Alemania encontró adeptos entre los intelectuales y artistas que apoyaban el movimiento espartaquista (movimiento revolucionario que intentó una revolución socialista). En Francia ganó las simpatías de escritores como Breton, Louis Aragon y el poeta italiano Ungaretti.

El aporte permanente del dadaísmo al arte moderno es el cuestionamiento continuo de qué sea el arte o qué sea la poesía; la conciencia de que todo es una convención que puede ser cuestionada que por tanto no hay reglas fijas y eternas que legitimen de manera ahistórica lo artístico. Gran parte de lo que el arte actual tiene de provocación viene de dadá, la mezcla de géneros y materias propia del collage también deben mucho a dadá.

En poesía el dadaísmo abre el campo para la llegada del surrealismo y ayuda a crear un lenguaje poético libre y sin límites. Para entender qué es la estética dadá en el mundo de la poesía nada mejor que recoger los consejos que Tzara propone para hacer un poema dadaísta:

Tomad un periódico.
Tomad unas tijeras.
Elegid en el periódico un artículo que tenga la longitud que queráis dar a vuestro poema.
Recortad el artículo.
Recortad con todo cuidado cada palabra de las que forma tal artículo y ponedlas todas en un saquito.
Agitad dulcemente.
Sacad las palabras una detrás de otra, colocándolas en el orden en que salgan.
Copiadlas concienzudamente.
El poema está hecho.

El movimiento dadaísta dejó las revistas y manifiesto que sin duda son la mejor prueba de sus propuestas pero, por definición, no existe una obra dadá. Lo propio del dadaísmo eran las veladas dadá realizadas en cabarets o galerías de arte en la que se mezclaban fotomontajes con frases aisladas, palabras, pancartas, recitales espontáneos y un ceremonial continuo de provocación.


Origen del nombre

El origen del término dadá es confuso y controvertido.

  • De acuerdo con la versión de Tzara y Ball el término "dadá" surge de la casualidad. El nombre Dadá lo encontraron, casualmente, Ball y Huelsenbeck en un diccionario, mientras buscaban nombre artístico a una de las cantantes. Abriendo las páginas de un diccionario con la ayuda de un cuchillo, la palabra señalada fue Dadá, que venía a significar:
El primer sonido que dice el niño expresa el primitivismo, el empezar desde cero, lo que nuestro arte tiene de nuevo.
  • De acuerdo con otras versiones, fueron los camareros del Café Terrasse, lugar donde se solían encontrar estos artistas centroeuropeos, quienes identificaron primeramente al grupo como dadá: para esos camareros, las lenguas habladas por aquellos emigrados eran incomprensibles, salvo la sílaba "da-da" ("sí, sí", en ruso y otras lenguas)

Origen

En Suiza, a partir del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, el país se convierte en un centro de refugiados pacifistas procedentes de toda Europa. Allí se encontraron todos los disidentes de otras escuelas previas del Vanguardismo, tales como el expresionismo alemán, el futurismo italiano o el cubismo francés. Esto da al movimiento dadá, la particularidad de no ser un movimiento de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura de antes de la Primera guerra mundial. Años más tarde, Tristan Tzara explicaba las condiciones políticas, morales y artísticas que componían el marco histórcio que promovió la creación de un movimiento de rebeldía y cambio:

"Para comprender cómo nació dadá es necesario imaginarse, de una parte, el estado de ánimo de un grupo de jóvenes en aquellas especie de prisión que era Suiza en tiempos de la Primera Guerra Mundial y, de otra, el nivel intelectual del arte y la literatura de aquella época. La guerra, ciertamente, acabó, pero más tarde vimos otras. Todo cayó en ese semiolvido que la costumbre llama historia. Pero hacia 1916-1917 la guerra parecía que no iba a terminar nunca. Es más, de lejos, y tanto para mí como para mis amigos, adquiría proporciones falseadas por una perspectiva demasiado amplia. De ahí el disgusto y la rebelión. Estábamos resueltamente contra la guerra, sin por ello caer en los fáciles pliegues del pacifismo utópico. Sabíamos que sólo se podía suprimir la guerra extirpando sus raíces. La impaciencia de vivir era grande; el disgusto se hacía extensivo a todas las formas de la civilización llamada moderna, a sus mismas bases, a su misma lógica y a su len guaje, y la rebelión asumía modos en lo que lo grotesco y lo absurdo superaban largamente a los valores estéticos. No hay que olvidar que en literatura un avasallador sentimentalismo enmascaraba lo humano, y que el mal gusto con pretensiones de elevación campada por sus respetos en todos los campos del arte, caracterizando la fuerza de la burguesía en todo lo que tenía de más odioso."



Los iniciadores

[[Imagen:Placa en Cabaret Voltaire.jpg|right|thumb|Placa situada en la pared del antiguo Cabaret Voltaire]] En 1916, en Zúrich, un grupo de artistas instalaron en una cervecería un pequeño cabaret, tras varios encuentros informales en distintos cafés y empezó a tomar forma la idea de crear un cabaret internacional al que bautizaron como Cabaret Voltaire. Allí se reunieron los rumanos Tristan Tzara (poeta, líder y principal fundador del movimiento) y Marcel Jank (pintor); los alemanes Hugo Ball (filósofo), Hans Richter y Richard Huelsenbeck; y el pintor alsaciano (luego francés) Jean Arp. Estos artistas e intelectuales comenzaron a colaborar en una serie de actividades que tenían lugar en el cabaret y editaron la revista que llevaría el nombre de "dadá".

La primera celebración tuvo lugar el 5 de febrero de 1916 en el Cabaret Voltaire, y consistió en un espectáculo de variedades con canciones francesas y alemanas, música rusa, música negra y exposiciones de arte.

En ese mismo año, 1916, se publicó un panfleto titulado Cabaret Voltaire conteniendo aportaciones de Apollinaire, Marinetti, Picasso, Modigliani y Kandinsky. En la cubierta aparecía un dibujo de Jean Arp.

En 1917 se inauguró la Galería Dadá y Tristán Tzara comenzó la publicación del periódico Dadá.

En Nueva York, Marcel Duchamp y Francis Picabia, a los que se les acerca Man Ray, por estas mismas fechas, junto con el galerista Alfred Stieglitz, comienzan la publicación de una revista llamada 291 (el nombre tomado del número del apartamento de la Quinta Avenida donde se situaba la galería). Ambos artistas adoptaron actitudes iconoclastas similares a las del grupo de Zurich, y en 1918, Picabia, tras haber reunido a su paso por Barcelona las fuerzas de Cravan, Gleizes y Laurencin, se reúne con el grupo de Zurich en Lausanne.

En 1917 Huelsenbeck establece el movimiento dadaísta en Berlín con George Grosz y Raoul Hausmann.

En 1918 el movimiento toma forma también en Colonia bajo las directrices del periodista Baargel y el pintor Max Ernst, a los que se unió Jean Arp.

Por su parte Tzara volvió a París en 1920 y puso en marcha muchas actividades y manifestaciones dadaístas para las que contó con la colaboración de André Breton, Paul Eluard, Soupault y Aragón.

Desde el principio, Dadá se planteó más bien como un movimiento activista de destrucción de las viejas tradiciones. En Alemania fue un movimiento de protesta social de tendencia nihilista. Muchos de sus actos fueron cancelados por la policía o acabaron en escándalo como el famoso desatado por Duchamp en Nueva York, al presentar la exposición de Los Independientes un orinal al que tituló Fuente, firmando con el seudónimo R. Mutt, o el striptease de Cravan, borracho, ante una exquisita audiencia ante la que supuestamente debía dar una conferencia.

En cierto modo, el dadaísmo se desvirtuó cuando se convirtió en el movimiento de moda del París de 1923.

Dadá en Zurich (1915-1918)

En la ciudad suiza es donde el Dadá tiene un aspecto más de movimiento artístico:

...estábamos a la búsqueda de un arte elemental que salvaría a la humanidad de la locura de aquella época... Jean Arp.

Al tiempo que se desarrollaban las escandalosas veladas del Cabaret Voltaire, Arp, Richter y Janco estaban a la búsqueda de un arte abstracto que Arp pretendía fuese anónimo y colectivo.

Por entonces, Arp empezó a hacer relieves, collages y bordados en los que ya empiezan a aparecer las formas geométricas y orgánicas características de su obra. Desarrolló algunos métodos de hacer arte que poco más tarde tendrían un papel decisivo en el desarrollo del Surrealismo: desparramar tinta sobre un papel (automatismo), romper un dibujo y dejar que los trozos al caer creen una nueva composición (azar), etc.

Por su parte, el poeta Hugo Ball realizó algunas lecturas de sus poemas que son un preludio de los happenings y las performances que se desarrollarían como formas de arte a finales de los años sesenta y, que aún hoy (2005), bajo otras tendencias artistas continúan considerándose como manifestaciones artísticas.

La llegada a Zurich en 1918 de Picabia pone fin a la primera época de Dadá en esa ciudad. En septiembre de 1918, Picabia expone junto a otros dadaístas en la Galería Wolfsberg pinturas en las que ha incorporado palabras con la intención de sacar el tema del cuadro fuera de la propia superficie de la tela. Además de las obras de Picabia, en la Galería Wolfsberg se pudieron ver, por primera vez, en Zurich, los trabajos con los que habían contribuido Marcel Duchamp y Man Ray al movimiento.

Sin embargo, la mayor contribución de Picabia a Dadá en Zurich es la revista 391. Publicada primero en Barcelona y luego en Nueva York, era, en palabras de Hans Richter:

...una completa agresión contra todo y contra todos.... Richter

También en 1918 se publica el Manifiesto Dadá de Tzara que atrajo el interés de André Breton en París y como consecuencia la unión al dadaísmo del grupo Literature.


Dadá en Nueva York (1915-1920)

Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como europeos refugiados, junto con los americanos Man Ray, Morton Schamberg y otros dan vida al dadá neoyorquino.

La primera guerra mundial también llevó a Nueva York a grupos de artistas refugiados. Entre ellos hay que destacar a Duchamp y Picabia.

Duchamp llegó a Nueva York de París con un regalo de los franceces para los greingos para el coleccionista Walter Arensberg que consistía en una bola de cristal con aire de París. Era el comienzo de los ready-mades (una rueda de bicicleta montada sobre un taburete, un botellero, un orinal, etc.), objetos sacados de la realidad y puestos en la esfera del arte por la simple acción y voluntad del artista. El deleite estético estaba fuera de sus intenciones y la elección de los objetos:

...se basaba en una reacción de indiferencia visual, con la total ausencia de buen o mal gusto... de hecho una completa anestesia.... Duchamp.

Estos refugiados se integraron con las corrientes vanguardistas que desde comienzos del siglo se estaban gestando en Harlem, Greenwich Village y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zurich, ni existía ese clima de refugiados políticos de la ciudad suiza, el espíritu iconoclasta. La mayoría de artistas dadaístas tenían un pensamiento nihilista.

En 1913 tuvo lugar en Nueva York la Exposición Internacional de Arte Moderno, más conocida como el Armory Show. Allí, el Desnudo descendiendo una escalera de Marcel Duchamp causó una auténtica conmoción y fue calificada como de obra maestra por Breton. Duchamp se convirtió en la bestia negra del arte moderno. Marcel Duchamp ha pasado a la historia como uno de los artistas más enigmáticos e inteligentes.

La obra más importante de Duchamp es La casada desnudada por sus solteros. Ya conocida en como el gran vidrio. En esta obra, entre otras cosas, Duchamp utiliza técnicas en las que pone de manifiesto su preocupación por la corrección matemática en el uso de las formas. La pieza está precedida en su proceso de realización por multitud de dibujos en los que calculó todos los detalles con precisión matemática, como si se tratara de una máquina. También utiliza el azar al admitir como parte de la pieza las roturas que ésta sufrió en 1923 al ser trasladada a una exposición en Brooklyn. Duchamp dijo que aquello no alteraba la pieza, sino que era entonces cuando la daba por acabada.

Duchamp, a partir de 1921, abandona el arte para dedicarse al ajedrez.

Man Ray desarrolló el dadaísmo en pintura, fotografía y en la fabricación de objetos anti-arte. Hans Richter lo define como un inventor pesimista, transformando objetos que le rodeaban en objetos inútiles, creando obras con subtítulos como: "objeto para ser destruido", o "haciendo fotografías sin cámara".

En marzo de 1915 nace la revista 291, publicación de la revista 391 por Picabia y Stieglitz. El nombre de la revista lo habían tomado del número de la casa ocupada por una galería de arte en la Quinta Avenida. La revista pone sobre la mesa las ideas del anti-arte: una absoluta falta de respeto por todos los valores, liberación de todos los convencionalismos sociales y morales y destrucción de todo aquello que se conoce como arte. Para Duchamp y Picabia el arte está muerto; Dadá quería la desintegración de la realidad y los ready-mades no son arte sino anti-arte.

En torno al l fotógrafo Alfred Stieglitz, a su galería y a sus revistas Camera Work y Cámara Notes empieza a desorrallarse toda la corriente anti-arte. Para Stieglitz y el grupo de jóvenes fotógrafos que aglutinó bajo el movimiento conocido como Photo Secession, la fotografía podía ser también vista y hecha como arte, y no simplemente como un medio de reproducir la realidad. Así, Stieglitz se convirtió en uno de los precursores de la fotografía moderna.

Dadá en Berlín

En Alemania es donde Dadá adquiere un cariz más marcadamente político. Ideológicamente, las posturas de los artistas dadaístas eran comunistas y, en algunos, casos anarquistas. Tras la guerra, Alemania entra en una crítica situación. Tras la revolución bolchevique, el partido Espartaquista alemán -la izquierda socialista- ensaya también la revolución en Alemania. En toda esa agitación social un grupo de artistas van a incorporarse a las tesis izquierdistas: será el Movimiento dadaísta.

Procedente del grupo de Zurich, Richard Huelsenbeck, trae a Berlín el espíritu dadaísta, pero mucho más radical contra las anteriores escuelas vanguardistas (futurismo, cubismo). En 1918, en el Salón de la Nueva secesión, Huelsenbeck da el primer discurso Dadá en Alemania, solidarizándose en primer lugar con los dadaístas de Zurich para después atacar violentamente al Cubismo, al Expresionismo y al Futurismo. Poco después elaboró el primer manifiesto dadaísta en Alemania. Huelsenbeck con el poeta Raoul Hausman promueve declaraciones y manifiestos a partir del "dadá Club".

Al club Dadá que se unieron Kurt Schwitters, Georg Grosz y los hermanos Herfelde. El pintor Georg Grosz tenía marcadas tendencia políticas.

La constitución de la República de Weimar en 1919 marca el fin de los proyectos políticos dadaístas y la resituación de este grupo en los marcos artísticos.

El movimiento dadá berlinés pasará a la historia por la incorporación de las nuevas técnicas artísticas de difusión de ideas entre las masas, principalmente el fotomontaje. Los dadaístas utilizaron la técnica del fotomontaje para plasmar la realidad que les circundaba, utilizando material visual sacado de los medios de comunicación.


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