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A.5 - ¿Algunos ejemplos de "Anarquía en acción"?

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¿Algunos ejemplos de "Anarquía en acción"?

El anarquismo más que nada trata de los esfuerzos de millones de revolucionarios que han cambiado el mundo durante los dos últimos siglos. Discutiremos aquí algunos de los momentos cumbres del movimiento, todos ellos de naturaleza profundamente anti-capitalista.

El anarquismo trata de cambiar el mundo radicalmente, no simplemente hacer el presente sostema menos inhumano, por medio del fomento de las tendencias anarquistas existentes. Aunque una revolución puramente anarquista no ha ocurrido aún, han habido varias de carácter y niveles de participación elevadamente anarquista. Y aunque todas hayan sido destruidas, en cada caso ha sido ha manos de fuerzas externas (apoyadas ya bien por comunistas ya bien por capitalistas), no debido a problemas internos del anarquismo. Estas revoluciones, a pesar de no haber sobrevivido frente a fuerzas aplastantes, constituyen una inspiración para los anarquistas y son prueba de que el anarquismo es una teoría social viable que puede ponerse en práctica a gran escala.

Es importante señalar que estos ejemplos son experimentos sociales de amplia escala y no suponen que ignoremos la corriente oculta de la práctica anarquista que existe en la vida cotidiana, inclusive bajo el capitalismo. Piotr Kropotkin (en El Apoyo Mutuo) y Colin Ward (en Anarchy in Action) han documentado las muchas maneras en las que el pueblo común, generalmente desconociendo el anarquismo, ha laborado unido en igualdad para solucionar sus propios problemas. Como dice Colin Ward:

"una sociedad anarquista, una sociedad que se organiza sin autoridad, siempre ha existido, como la semilla bajo la nieve, enterrada bajo el peso del estado y de su burocracia, del capitalismo y su derroche, sus privilegios y sus injusticias, su nacionalismo y sus lealtades suicidas, sus diferencias religiosas y su separatismo supersticioso"



El anarquismo no trata solamente de una sociedad futura, trata también de la lucha que ocurre hoy. No es una condición sino un proceso que creamos con nuestro activismo y auto-liberación.

Sin embargo, hacia los años 60, muchos comentaristas desecharon el movimiento anarquista como cosa pasada. No solamente habían sido destruidos por el fascismo los movimientos anarquistas europeos, sino que adem'as durante la postguerra su recuperación fue impedida, por un lado, por el capitalismo occidental, y por otro por el oriente leninista. Durante éste mismo período, el anarquismo fue reprimido en los EEUU, América Latina, China, Korea (donde una revolución social de contenido anarquista fue aplastada antes de la guerra de Korea) y Japón. Incluso en algún que otro país que escapó lo peor de la represión, la combinación de la Guerra Fría y el aislamiento internacional vió a los sindicatos libertarios, tales como la SAC de Suecia convertirse en reformistas.

Pero también los años 60 fueron una década de lucha renovada, y por todo el mundo la 'Nueva Izquierda volvió sus ojos hacia el anarquismo, como también hacia otras direcciones, buscando sus ideas. Muchas de las figuras principales de la explosión masiva de Mayo de 1968 en Francia se consideraban anarquistas. Aunque estos movimientos degeneraron, dieron lugar a otros que mantuvieron el ideal vivo y empezaron a formar nuevos movimientos. La muerte de Franco en 1975 dió lugar a un renacimiento masivo del anarquismo en España, con más de 500,000 personas asistiendo a la primera reunión de la CNT del post-Franquismo. El retorno a una democracia limitada en algunos países latinoamericanos al final de los 70 y durante los 80 permitió el crecimiento del anarquismo allí. Finalmente, al final de los 80, fueron los anarquistas los que dieron los primeros golpes contra la URRS leninista, teniendo lugar en Moscú, en 1987, la primera manifestación anarquista desde el 1928.

Hoy el movimiento anarquista, aunque todavía frágil, organiza cientos de miles de revolucionarios en muchos países. España, Suecia e Italia tienen movimientos libertarios que cuentan con más de 250,000 afiliados entre ellas. Casi todos los demás países europeos tienen varios miles de anarqustas activos. Grupos anarquistas han hecho su aparición por primera vez en otros países, incluyendo Nigeria y Turquía. En Sur América el movimiento ha tenido una asombrosa recuperación. Un página de contactos circulada por el grupo venezolano Correo A en lista más de 100 organizaciones en casi todos los países.

Quizás la recuperación está ocurriendo más lentamente en Norte América, pero aquí también, todas las organizaciones libertarias están creciendo notablemente. Según se acelera este crecimiento, muchos más ejemplos de anarquía en acción serán creados y más y más personas tomarán parte en organizaciones y actividades anarquistas.

No obstante, es importante señalar ejemplos masivos del anarquismo operando a gran escala para poder evitar las falsas acusaciones de "utopianismo". Como la historia está escrita por los vencedores, estos ejemplos de anarquía en acción son a menudo ocultados en libros oscuros. Raramente se mencionan en las escuelas y universidades (o si se mencionan, se desvirtúan). No es necesario decir que los pocos ejemplos que damos son eso, unos pocos nada más.

El anarquismo tiene una larga historia en muchos países, y no podemos atentar a documentar cada ejemplo, solo los que consideramos más importantes. También lo sentimos si parecemos eurocentristas. Debido a consideraciones de tiempo y espacio, hemos tenido que ignorar Alemania (1919-21), Portugal (1974), la revolución mexicana, los anarquistas de la revolución cubana, la lucha de los koreanos contra el imperialismo japonés (y después el de los EEUU y la Unión Soviética) durante y después de la segunda guerra mundial, Hungría (1956), la rebelión a finales de los 60 del "negarse a trabajar" (en particular el "verano caliente" en Italia, 1969), la huelga de mineros del Reino Unido (1984-85), la lucha contra el "Poll Tax" en Gran Bretaña (1988-92), las huelgas en Francia en 1986 y 1995, el movimiento COBAS de Italia de los 80 y los 90, y muchas otras grandes luchas en las que las ideas anarquistas de auto-gestión anarquismo han estado comprometidas (ideas que generalmente nacen del movimiento mismo, sin que los anarquistas jueguen necesariamente el papel de "líder"). Para los anarquistas, las revoluciones y las luchas populares son "festivales de los oprimidos", cuando la gente común comienza a actuar por sí misma y a cambiarse a sí mismos y al mundo.

La Comuna de París

La Comuna de París de 1871 jugó un importante papel en el desarrollo del movimiento y de las ideas anarquistas. Bakunin lo comentó en su día, "el socialismo revolucionario (i.e. anarquismo) acaba de ensayar su primer golpe y demostración práctica en la Comuna de París" [Bakunin on Anarchism, p. 263].

La Comuna de París fue creada después de la derrota de Francia a manos de Prusia en la guerra franco-prusiana. El gobierno francés trató de mandar tropas para recuperar el cañón de la Guardia Nacional Parisiense para evitar que cayera en manos del pueblo. Los soldados se negaron a abrir fuego sobre la muchedumbre burlona y apuntaron las armas contra sus oficiales. Esto ocurrió el 18 de marzo. La Comuna comenzaba.

En las elecciones libres convocadas por la Guardia Nacional de París, los ciudadanos eligieron un consejo formado por una mayoría de Jacobinos y Republicanos y una minoría Socialista (Blanquistas - socialistas autoritarios - la mayor parte, y seguidores de Proudhon). El consejo proclamó la autonomía de París y su deseo de recrear Francia como una confederación de comunas (i.e. comunidades). Dentro de la Comuna, los integrantes del consejo podían ser revocados y se les pagaba un salaria average. Además, tenían que dar cuentas al pueblo que los había elegido.

Está claro por qué este suceso se prendió en la imaginación de los anarquistas - tiene grandes similaridades con las ideas anarquistas. De hecho, el ejemplo de la Comuna de París era en muchas maneras similar a cómo Bakunin había pronosticado que la revolución ocurriría - una ciudad principal se declararía autónoma, organizándose y dando ejemplo, y exhortaría al resto del mundo a seguirla. (Ver "Carta a Albert Richards" en Bakunin on Anarquism). La Comuna de París inició el proceso de creación de una nueva sociedad, organizada de abajo arriba.

Muchos anarquistas tuvieron un papel importante dentro de la Comuna, por ejemplo Luisa Michel, los hermanos Reclus, y Eugene Varlin (este último asesinado en la consiguiente represión). Referente a las reformas iniciadas por la Comuna, tales como la re-apertura de los puestos de trabajo como cooperativas, los anarquistas pudieron ver sus ideas de labor asociada comenzar a realizarse. En el llamamiento de la Comuna al federalismo y a la autonomía, los anarquistas ven su "organización social del futuro ... llevada a cabo de abajo arriba, a través de la libre asociación o federación de trabajadores, comenzando por las asociaciones, siguiendo a las comunas, las regiones, las naciones, y finalmente culminando en una gran federación internacional y universal" [Bakunin, ibid., p. 270].

Sin embargo, para los anarquistas la Comuna se quedó corta. El estado no fue abolido dentro de la Comuna, como lo había abolido afuera. Los comuneros se organizaron "de manera Jacobina" (usando las tajantes palabras de Bakunin). Como señaló Piotr Kropotkin, no "rompieron con la tradición del estado, de gobierno representativo, y no trataron de lograr dentro de la Comuna esa organización de lo sencillo a lo complejo que había inagurado al proclamar la independencia y la libre federación de comunas" [Fighting the Revolution, p. 16]. Además, sus atentados de reforma económica no fueron lo suficientemente lejos, no trataron de formar cooperativas en todos los puestos de trabajo ni formar asociaciones de éstas cooperativas para la coordinación y el apoyo mutuo mutuo en sus actividades económicas. No obstante, como la ciudad estaba sitiada por el ejército francés, se comprende que los comuneros pensaran en otras cosas.

En lugar de abolir el estado dentro de la comuna organizando federaciones de asambleas democráticas de masas, como las "secciones" parisinas de la revolución de 1789-93 (ver Great French Revolution de Kropotkin), la Comuna de París mantuvo un gobierno representativo y sufrió por ello. "En vez de actuar por su cuenta ... el pueblo, confiando en sus gobernadores, les confió el mandato de tomar la iniciativa" [Kropotkin, Revolutionary Pamphlets, p.19], y así el consejo se convirtió en "el mayor obstáculo a la revolución" [Bakunin, Op. Cit., p. 241].

El consejo se aisló más y más del pueblo que lo eligió, haciéndose más y más inútil. Al tiempo que su irrelevancia aumentaba, así también sus tendencias autoritarias, llegando a crearse un "Comité de Salud Pública" por la mayoría Jacobina, para "defender" (por el terror) la " revolución". El Comité se opuso a la minoría libertario-socialista y fue afortunadamente ignorado en la práctica por el pueblo de París que defendía su libertad contra el ejército francés, que los atacaba en nombre de la civilización capitalista y de la "libertad". El 1 de Mayo, las tropas gubernamentales entraron en la ciudad, siguiendo siete días de duras luchas callejeras. Pelotones de soldados y miembros de la burguesía armados merodeaban por las calles, matando a mansalva. Mas de 25,000 personas fueron muertas en la lucha callejera, muchas asesinadas después de rendirse, y sus cadáveres fueron enterrados en sepulturas comunes.

Para los anarquistas, las lecciones de la Comuna de París fueron tres. Primero, una confederación de comunidades descentralizada es la forma política necesaria para una sociedad libre. Segundo, "No más hay razones para un gobierno dentro de la Comuna que para un gobierno sobre ella" {Piotr Kropotkin, Fighting the Revolution, p. 19]. Lo cual quiere decir que una comunidad anarquista ha de ser basada en la confederación de barrios y asambleas de trabajo cooperando libremente. Tercero, es críticamente importante unificar las revoluciones política y económica en una revolución social. "Ellos trataron de consolidar la Comuna primero, postponiendo la revolución social para más tarde, mientras que la única forma de proceder era consolidar la Comuna por medio de la revolución social" [Kropotkin, Op. Cit.,p. 19].

Los Mártires de Chicago

La festividad socialista del Primero de Mayo, aunque en años recientes haya sido secuestrada por los leninistas y reformistas, se originó a raíz de la ejecución de cuatro anarquistas en Chicago en 1886 por organizar trabajadores en la lucha por la jornada de ocho horas. La American Federation of Labor había lanzado una llamada a la huelga para el 1 de mayo de 1886, apoyando esta demanda. En Chicago los anarquistas eran la fuerza principal en el movimiento sindical, y en parte como resultado de su presencia, los sindicatos actuaron sobre esta llamada con las huelgas del 1 de mayo. Se convocó un mitin para protestar la brutalidad policial durante estas huelgas. (La policía había atacado un piquete, matando a uno). Según se disolvía el mitin, fue atacado por la policía. Una bomba fue arrojada en medio de las fuerzas policiales, quienes abrieron fuego sobre la multitud. Al final, todos los anarquistas conocidos fueron arrestados, la policía actuó bajo órdenes del procurador del estado de "hacer las redadas primero y consultar las leyes después".

Ocho anarquistas fueron juzgados por cómplices de asesinato. No hubo ninguna pretensión de que ninguno de los acusados hubiesen cometido ni planeado el bombazo. Por el contrario, se instruyó al jurado de que "La ley está siendo juzgada. La anarquía está siendo juzgada. Estos hombres han sido seleccionados por el Gran Jurado, y enculpados por ser líderes. No son más culpables que los miles de sus seguidores. Señores del jurado; hállenlos culpables, hagan un ejemplo de ellos, cuélguenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad". El jurado estaba formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los policías muertos, así pues, los acusados fueron hallados culpables. Siete de ellos fueron sentenciados a muerte, uno a 15 años de cárcel.

Una campaña internacional causó que dos de las sentencias fueran conmutadas a cadena perpetua. De los cinco restantes, uno burló al verdugo suicidándose la víspera de la ejecución. Los cuatro restantes fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887. Se les conoce en la historia laboral como los Mártires de Chicago o de Haymarket.

Albert Spies (uno de los mártires) se dirigió a la corte después de haber sido condenado a muerte: "si creéis que ahorcándonos podréis acabar con el movimiento obrero -- el movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que laboran en la miseria y la necesidad esperan su salvación -- si ésta es vuestra opinión, entonces ¡ahorcadnos! Aquí pisoteáis una chispa, pero allí y allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podréis apagar". En su día, y en años posteriores, este desafío al estado y al capitalismo ganaría miles al anarquismo, particularmente en los propios EEUU.

Para comprender por qué el estado y la clase patronal estaban tan determinados a colgar a los anarquistas de Chicago, es necesario darse cuenta de que eran considerados como "líderes" de un movimiento laboral radical y masivo. En 1884, los anarquistas de Chicago publicaban el primer diario anarquista, el Chicagoer Arbeiter-Zeiting. Era redactado, leído, publicado, y era propiedad de los inmigrantes alemanes del movimiento obrero. La circulación combinada del diario, del semanario (Vorbote) y la edición del domingo, (Fackel) se dobló, de 13,000 ejemplares en 1880 a 26,980 en 1886. Habían periódicos anarquistas para otros grupos étnicos también.

Los anarquistas fueron muy activos en la Central Labor Union, haciendo de ella, en palabras de Albert Parsons (uno de los mártires), "el grupo embriónico de la futura 'sociedad libre'". Aparte de su labor sindical organizadora, el movimiento anarquista de Chicago originó también centros sociales, picnics, charlas, bailes, bibliotecas y un montón de actividades. Todas ellas contribuyeron a formar una cultura obrera claramente revolucionaria en el corazón del "American Dream". La amenaza a la clase dominante y a su sistema era demasiado grande como para permitir que continuase . De ahí la represión, la farsa judicial y el asesinato estatal de aquellos que el estado y la clase capitalista consideraban "líderes" del movimiento.

Construyendo organizaciones sindicales

A fines del siglo pasado en Europa el movimiento anarquista comenzó a crear uno de los mejores intentos de aplicación de las ideas anarquistas en la vida diaria. Esto ocurrió como respuesta al desastroso período de "propaganda por la acción" en el que anarquistas individualmente asesinaban líderes del gobierno en un intento de provocar un levantamiento popular y en venganza por la matanza de los comuneros y otros compañeros. Contestando a esta fracasada y contraproducente campaña, los anarquistas volvieron a sus raíces y a las ideas de Bakunin, comenzando así a formar uniones revolucionarias de masas (sindicalismo y anarcosindicalismo).

Entre los 1890 y el comienzo de la primera guerra mundial, lxs anarquistas formaron sindicatos revolucionarios en la mayoría de los países europeos, extendiéndose más en Italia, Francia y España. Además, lxs anarquistas de Norte y Sur América también organizaron uniones sindicalistas con éxito. Casi todos los países industrializados tuvieron un movimiento sindicalista, aunque Europa y Sur América tuvieron los más fuertes. Estos sindicatos estaban organizados de manera confederal, de abajo arriba, según las ideas anarquistas. Combatían el capitalismo diariamente en torno a asuntos como mejoras salariales y condiciones de trabajo, pero también perseguían la abolición del capitalismo por medio de la huelga general revolucionaria.

La técnica organizadora anarquista alentaba la participación, la militancia y el potenciamiento de sus miembros y, como puede verse en el crecimiento de los sindicatos anarcosindicalistas y su impacto en el movimiento obrero, también lucharon por reformas laborales y el cultivo de la conciencia de clase con éxito.

La mayoría de las uniones sindicalistas fueron reprimidas duramente durante la primera guerra mundial, pero en los siguientes años de postguerra alcanzaron gran altura. Esta ola de militancia fue conocida como "los años rojos" en Italia, donde alcanzó su máxima expresión con las ocupaciones de las fábricas (ver A.5.5 El Anarquismo en las Ocupaciones de Fábricas en Italia). Pero también durante estos años ocurrió la destrucción de estas uniones en uno y otro país, por culpa de dos influencias. Por un lado, el triunfo de la revolución rusa condujo a muchos activistas hacia la política autoritaria. Los partidos comunistas deliberadamente minaron los sindicatos libertarios, alentando luchas intestinas y separaciones. Más importante aún, durante estos años el capitalismo tomó la ofensiva con una nueva arma: el fascismo. El fascismo nació en Italia y Alemania en un intento capitalista para aplastar físicamente las amplias organizaciones que la clase obrera había construido. En estos dos países lxs anarquistas se vieron forzados a huir al exilio, desaparecer de vista, o se convirtieron en víctimas de asesinatos y campos de concentración. En los EEUU, la IWW fue aplastada por una ola de represión apoyada de todo corazón por los medios informativos, el estado y la clase capitalista.

En España, sin embargo, la CNT, unión anarcosindicalista, siguió creciendo, llegando al millón y medio de miembros en 1936. La clase capitalista abrazó el fascismo para salvar su poderío de las manos de los desposeídos, que estaban cada vez más confiados en su poder y su derecho a autogestionar sus propias vidas (ver A.5.6 El Anarquismo en la Revolución Española). En otros lugares, los capitalistas apoyaron estados autoritarios para aplastar el movimiento obrero y poner el capitalismo a salvo en esos países.

El Anarquismo en la Revolución Rusa

La revolución rusa de 1917 vió un gran crecimiento del anarquismo en ese país así como muchos experimentos basados en ideas anarquistas. No obstante, en la cultura popular se ve a la revolución rusa no como un movimiento de masas, de gente ordinaria luchado por su libertad sino como el medio por el cual Lenin impuso su dictadura en Rusia. La revolución rusa, al igual que la mayor parte de la historia, es un buen ejemplo del dicho "la historia está escrita por los vencedores". Ambas historias, capitalista y leninista, del período entre 1917 y 1921 ignoran lo que el anarquista Volin llamó "la revolución desconocida", la revolución invocada desde abajo por las acciones del pueblo.

El destronamiento inical del Zar ocurrió debido a la acción directa de las masas, y la revolución se llevó a cabo en esta vena hasta que el nuevo estado "socialista" llegó a ser lo suficientemente fuerte para detenerla. Para las izquierdas, el fin del zarismo fué la culminación de años de esfuerzos de socialistas y anarquistas de todo el mundo, representando el ala progresista del pensamiento humano venciendo la tradicinal opresión, y como tal fué celebrado por izquierdistas del mundo entero.

En las calles, en los puestos de trabajo y en el campo, más y más gente se convenció de que la abolición del feudalismo no era suficiente políticamente. El destrono del Zar tenía muy poco efecto real si la explotación feudal aún existía en la economía, así pues lxs trabajadores comenzaron a tomar los puestos de trabajo y lxs campesinxs la tierra. A través de Rusia, el pueblo común comenzó a construir sus propias organizaciones, uniones, cooperativas, comités de fábrica y consejos (o "soviets" en ruso). Estas organizaciones originalmente se formaron de manera anarquista, con delegados revocables y federadas unas con otras.

Lxs anarquistas participaron en este movimiento, alentando todas las tendecias de autogestión. Según notó Jacques Sadoul (oficial francés) al principio de 1918:

"El partido anarquista es el más activo, el más militante de todos los grupos de oposición y probablemente el más popular... Los bolcheviques están preocupados"



Lxs anarquistas fueron particularmente activos en el movimiento de producción autogestionario de los trabajadores (ver M. Brinton, Los bolcheviques y el control obrero).

Pero ya al comienzo del 1918, lxs socialistas autoritarixs del partido bolchevique, una vez que tomaron el poder, iniciaron la eliminación física de sus rivales anarquistas. Inicialmente, lxs anarquistas habían apoyado a lxs bolcheviques, puesto que lxs líderes bolcheviques habían ocultado su ideología de estado bajo su apoyo de los soviets.

No obstante, este apoyo "se disolvió" rápidamente a medida que lxs bolcheviques se mostraron como eran en realidad, no buscando el verdadero socialismo, sino más bien asegurando el poder para ellxs solxs y agitando, no ya por la propiedad colectiva de la tierra y los medios de producción sino por la propiedad del gobierno. Por ejemplo, lxs bolcheviques destruyeron sistemáticamente el movimiento de control obrero, aunque habían triunfado en el aumento de la producción enfrentados a muy difíciles circunstancias.

Lenin suprimió el control por lxs trabajadores basándose en la dudosa premisa de que ello reduciría la productividad, argumento que después se ha demostrado falso en aquellos casos donde el control por los trabajadores se ha impuesto. Es interesante notar que lxs apologistas del capitalismo de hoy, que a menudo claman que el control por parte de los trabajadores reduciría la productividad, están usando un argumento leninista ya descreditado.

Mientras eliminaban el movimiento de autogestión de lxs obrerxs, lxs bolcheviques sistemáticamente minaron, apresaron, y asesinaron a sus más vocales oponentes, lxs anarquistas, así como limitaron la libertad de las masas que decían proteger. Las uniones independientes, los partidos políticos, el derecho a la huelga, la autogestión en el trabajo y en el campo -- todo se destruyó en nombre del "socialismo". Para lxs de adentro, la revolución había muerto pocos meses después de que lxs bolcheviques tomaron el poder. Para el mundo externo, lxs bolcheviques y la URSS llegaron a representar el "socialismo" mientras que sistemáticamente destruían las bases del verdadero socialismo. Los bolcheviques rebajaron los elementos socialistas libertarios dentro de su país, el aplastamiento de los levantamientos de rebelión de Kronstadt y de Ukrania fue los clavos en el ataud del socialismo y la dominación de los soviets.

El alzamiento de Kronstadt de febrero 1921 fue para los anarquistas, de inmensa importancia. Esto fue el primer gran levantamiento del pueblo por el verdadero socialismo.

"Kronstadt fue el primer intento totalmente independiente del pueblo de liberarse de todo control y llevar a cabo la revolución social: este intento se hizo directamente por la clase obrera, sin pastores políticos, sin líderes, sin tutores"



En Ukrania, las ideas anarquistas se aplicaron con éxito. En las áreas bajo la protección del movimiento Makhnovista, la gente de la clase obrera organizó sus vidas directamente, basándose en sus propias ideas y necesidades, la verdadera autodeterminación social. Bajo el liderazgo de Nestor Makhno, un campesino autodidáctico, el movimiento no solo luchó contra las dictaduras blanca y roja sino también resistió a los nacionalistas ukranianos.

Oponiéndose a la convocatoria para la "autodeterminación nacional", o sea, un nuevo estado ukraniano, Makhno hizo una llamada a la autodeterminación de la clase obrera en Ukrania y a través del mundo entero. Llegó a ser conocido como el "Robin Hood" de Ukrania. El experimento de autogestión anarquista en Ukrania tuvo un final sangriento cuando los bolcheviques se volvieron contra los makhnovistas (sus antiguos aliados contra los "blancos" pro-zaristas) cuando ya no los necesitaban.

El último desfile anarquista en Moscú hasta el 1987 tuvo lugar con el funeral de Kropotkin en 1921, cuando unxs 10,000 desfilaron detrás de su ataúd. Muchxs de estxs habían sido puestos en libertad por ese día nada más, y serían asesinadxs por lxs leninistas en años venideros. A partir de 1921, los anarquistas comenzaron a describir a la URSS como una nación "estadista-capitalista" para indicar que aunque los mandamases individuales podían haber sido eliminados, la burocracia estatal soviética jugaba el mismo papel que los jefes juegan en Occidente.

Para más información sobre la revolución rusa y el papel que lxs anarquistas jugaron, se recomiendan los siguientes libros: La revolución desconocida de Volin, The Guillotine at Work de G.P. Maximov, El mito bolchevique y La tragedia rusa ambos de Alexander Berkman, Los bolcheviques y el control obrero de M. Brinton, La Comuna de Kronstadt de Ida Mett, Historia del movimiento machnovista de Piotr Archinoff. Muchos de estos libros fueron escritos por anarquistas activxs durante la revolución, muchxs fueron encarcelados por lxs bolcheviques y deportadxs a occidente debido a la presión internacional ejercida por delegadxs anarcosindicalistas en Moscú a quienes lxs bolcheviques trataban de convertir al leninismo. La mayoría de estxs delegadxs permanecieron fieles a sus ideales libertarixs y convencieron a sus respectivos sindicatos a rechazar el bolchevismo y romper con Moscú. Hacia el principio de los años 20 todas las confederaciones de uniones anarcosindicalistas se habian unido a los anarquistas en su rechazo al "socialismo" de Rusia como capitalismo de estado y dictadura del partido.

El Anarquismo en las Ocupaciones de Fábricas en Italia

Al final de la primera guerra mundial tuvo lugar una radicalización masiva en toda Europa y el resto del mundo. Hubo una explosión de afiliaciones a sindicatos, huelgas, manifestaciones y toda clase de agitación alcanzó grandes niveles. Esto se debió en parte a la guerra, en parte al aparente éxito de la revolución rusa. A través de Europa, las ideas anarquistas se hicieron más populares y las uniones anarcosindicalistas aumentaron de tamaño. En Gran Bretaña, por ejemplo, se produjo el movimiento de los comités sindicales y las huelgas de Clydeside, en Alemania el auge del unionismo industrial, y en España un gran crecimiento de la anarcosindicalista CNT. Desafortunadamente, también hubo gran crecimiento en los partidos socialdemócrata y comunista.

En Agosto de 1920 hubo huelgas de ocupación de fábricas en Italia, como respuesta a las rebajas de los salarios y a los cierres patronales. Esta huelgas comenzaron en las fábricas de maquinaria y pronto se extendieron a los ferrocarriles, transportes por carretera, y otras industrias, y los campesinos tomaron la tierra. Los huelguistas, sin embargo, hicieron algo más que ocupar los puestos de trabajo, pusieron parte de ellos a régimen de autogestión. Muy pronto 500.000 huelguistas estaban trabajando, produciendo para ellos mismos. Errico Malatesta, que tomó parte en estos sucesos, escribió:

"los trabajadores pensaron que el momento estaba maduro para la toma de posesión de una vez para siempre de los medios de producción. Se armaron para su propia defensa ... y comenzaron a organizar la producción por su propia cuenta ... El derecho de propiedad fue de hecho abolido .. era un nuevo régimen, una nueva forma de vida social que hacía su entrada. Y el gobierno se echó a un lado al sentirse impotente para ofrecer oposición."



Durante esta época la Union Sindicalista Italiana (USI) creció hasta llegar a casi un millón de miembros y la influencia de la Unión Anarquista Italiana (UAI) con sus 20.000 miembros creció en proporción. Según nos cuenta el reportero marxista galés Gwyn A. Williams:

"los anarquistas y los sindicalistas revolucionarios constituían el grupo más revolucionario de la izquierda ... El rasgo más saliente en la historia del anarquismo y sindicalismo en 1919-1920 fue el rápido crecimiento ... Los sindicalistas sobre todo captaron la opinión de la clase obrera militante que el movimiento socialista inútilmente trataba de captar.



Daniel Guerin da un buen resumen de la extensión del movimiento:

"la dirección de las fábricas [...] se llevaba a cabo por medio de comités de trabajadores técnicos y administrativos. La autogestión llegó lejos [...] La autogestión emitió su propio dinero [...] Se requería estricta auto-disciplina ... [y] una estrecha solidaridad se estableció entre las fábricas [...] [donde] las menas y el carbón se ponían en un fondo común y se repartían equitativamente"



Sobre las fábricas ocupadas ondeaba "un bosque de banderas negras y rojas" puesto que "el consejo del movimiento de Turín era esencialmente anarcosindicalista" (Williams, op. cit., p.241, p.193). Los trabajadores ferroviarios se negaron a transportar tropas, los obreros se fueron a la huelga en contra de las consignas de las uniones reformistas y los campesinos ocuparon la tierra. Tales actividades eran "ya directamente guiadas o indirectamente inspiradas por los anarcosindicalistas" (ibid., p. 193)

No obstante, después de cuatro semanas de ocupación lxs trabajadores decidieron abandonar las fábricas. Esto fue debido a la actuación del partido socialista y de los sindicatos reformistas. Se opusieron al movimiento y negociaron con el estado por una vuelta a la "normalidad" a cambio de la promesa de aumentar legalmente el control por lxs trabajadores, en asociación con los jefes. Esta promesa no se mantuvo. La falta de organizaciones inter-fábrica independientes hizo que lxs obreros dependieran de los burócratas de las uniones para obtener información sobre lo que pasaba en otras ciudades, y usaron ese poder para aislar las fábricas y las ciudades entre sí. Esto desembocó en una vuelta al trabajo, "a pesar de la oposición de anarquistas individuales dispersados por todas las fábricas" (Malatesta, op. cit., p.136). La confederación local de uniones sindicalistas no podía proporcionar la infraestructura necesaria para un movimiento de okupación totalmente coordinado, puesto que las uniones reformistas se negaban a colaborar con ellas; y aunque lxs anarquistas eran una minoría grande, era al fin y al cabo una minoría.

Este período de la historia italiana explica el crecimiento del fascismo en Italia. Como indica Tobias Abse:

"el auge del fascismo en Italia no puede desprenderse de los sucesos del biennio rosso, los dos años rojos de 1919 y 1920, que le precedieron. El fascismo fue prevención contrarevolucionaria [...] lanzado como resultado de la fracasada revolución"



Durante la época de la ocupación de las fábricas Malatesta sostuvo que "Si no la llevamos hasta el final, pagaremos con lágrimas de sangre por el miedo que le hemos metido ahora a la burguesía". Sucesos posteriores lo confirmaron, cuando los capitalistas y los ricos terratenientes apoyaron a los fascistas para enseñar a la clase trabajadora cual era su lugar. Sin embargo, incluso en los más oscuros días del terror fascista, lxs anarquistas resistieron las fuerzas del totalitarismo. "No es casualidad que la más fuerte resistencia de la clase obrera al fascismo ocurrió en [...] los pueblos y ciudades en las que había una fuerte tradición anarquista, sindicalista o anarcosindicalista" (Tobias Abse, Op. Cit., p.56).

Lxs anarquistas participaron, y a menudo organizaron, secciones del Arditi del Popolo, una organización obrera dedicada a la autodefensa de los intereses de lxs trabajadores. Los Arditi del Popolo organizaron y alentaron la resistencia obrera a las escuadras fascistas, derrotando a menudo superiores contingentes fascistas. Los Arditi fueron lo más cercano a la idea de un frente obrero unido, revolucionario contra el fascismo en Italia, como sugirió Malatesta y la UAI. Sin embargo, los partidos socialista y comunista se retiraron de la organización, los socialistas firmando un "Pacto de Pacificación" con los fascistas. Los líderes de los socialistas autoritarios prefirieron la derrota y el fascismo al riesgo de que sus seguidores se "infectaran" de anarquismo.

Inclusive después de la creación del estado fascista, lxs anarquistas opusieron resistencia dentro y fuera de Italia. Muchxs italianxs, anarquistas y no anarquistas, viajaron a España para resistir a Franco en 1936. Durante la segunda guerra mundial, lxs anarquistas jugaron un papel importante en el movimiento partisano italiano. El hecho de que el movimiento antifascista estaba dominado por elementos anticapitalistas llevó a los EEUU y al Reino Unido a colocar conocidos fascistas en posiciones gubernamentales en las localidades que "liberaban" (a menudo el pueblo ya había sido tomado por los partisanos, resultando que las tropas aliadas "liberaban" al pueblo ¡de sus propios habitantes!).

No es sorprendente que lxs anarquistas fuesen lxs más consistentes y triunfales opositores al fascismo. Los dos movimientos no podían estar más aparte, el uno por el estatismo total al servicio del capitalismo mientras que el otro estaba por una sociedad libre, no-capitalista. Ni tampoco sorprende que cuando sus privilegios y poder estaban en peligro, los capitalistas y los terratenientes se volvieran al fascismo a que los salvase. Este proceso es muy común en la historia (cuatro ejemplos, Italia, Alemania, España y Chile).

El Anarquismo en la Revolución Española

En los años 30 España tenía el movimiento anarquista más grande del mundo. Al comienzo de la guerra "civil" española, más de un millón y medio de trabajadorxs y campesinxs eran miembros de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), federación de uniones anarcosindicalistas, y 30,000 eran miembros de la FAI (Federación Anarquista Ibérica). La población total de España era entonces 24 millones.

La revolución social que se enfrentó al golpe fascista el 18 de julio de 1936 es el más grande experimento en socialismo libertario hasta la fecha. Aqui la última unión sindicalista de masas, la CNT, no solamente rechazó el alzamiento fascista sino que fomentó ampliamente la ocupación de tierras y fábricas. Más de siete millones de personas, incluídos cerca de dos millones de miembros de la CNT, pusieron la autogestión en práctica en las más difíciles circunstancias y de hecho mejoraron las condiciones de trabajo y la producción.

Durante los excitantes días que siguieron al 19 de julio, la iniciativa y el poder estaban verdaderamente en manos de lxs miembros de la CNT y la FAI. Fue el pueblo común, sin duda bajo la influencia de lxs faístas (miembros de la FAI) y de lxs militantes de la CNT quienes, despues de derrotar el alzamiento fascista, pusieron en marcha la producción, distribución y consumo una vez más (bajo términos mucho más igualitarios, por supuesto) así como organizaron y se prestaron como voluntarixs (en lxs cientos de miles) a las milicias, que se mandarían a liberar aquellas partes de España que habían caído bajo Franco. De todas las maneras posibles la clase obrera española estaba creando con sus propios actos un mundo nuevo basado en sus propias ideas de justicia social y libertad -- ideas inspiradas, por supuesto, en el anarquismo y el anarcosindicalismo.

La extensión completa de esta histórica revolución no puede cubrirse aquí. Se discutirá más detalladamente en la sección I. Pondremos en relieve algunos puntos de interés especial esperando que ellos den alguna indicación de la importancia de estos hechos y animen a la gente a averiguar más sobre ellos.

Toda la industria de Catalunya fue puesta ya bien bajo la autogestión por lxs trabajadores o controlada por ellxs (es decir, ya bien haciéndose cargo totalmente de todos los aspectos de la dirección en el primer caso, o en el segundo, poniendo la antigua directiva bajo su control). En algunos casos, las economías de pueblos y regiones enteras se transformaron en federaciones de colectividades. El ejemplo de Alcoy (población 45,000) se da como ejemplo típico:

"Todo estaba controlado por los sindicatos. Pero no debe suponerse que todo era decidido por unos pocos comités burocráticos de arriba sin consultar a los miembros de la unión. Aquí se practicaba la democracia libertaria. Así como en la CNT había una doble estructura recíproca; desde la base [...] hacia arriba, y en la otra dirección una influencia recíproca desde la federación de esas mismas unidades locales a todos los niveles hacia abajo, desde la fuente y vuelta a la fuente"



En el frente social, las organizaciones anarquistas crearon escuelas racionales, un servicio de salud libertario, centros sociales etc. El movimiento Mujeres Libres combatió el papel tradicional de la mujer en la sociedad española, potenciando miles dentro y fuera del movimiento anarquista (ver Mujeres Libres: El Anarquismo y la lucha Por la Emancipacion de las Mujeres de Martha A. Ackelsberg para más información sobre esta importantísima organización). Esta actividad en el frente social se basó en el trabajo comenzado mucho antes del principio de la guerra; por ejemplo, los sindicatos a menudo fundaban escuelas racionales, centros de trabajadores, etc.

En España, sin embargo, como en todas partes, el movimiento anarquista fue aplastado entre el leninismo (el partido comunista) por una parte y el capitalismo (Franco) por la otra. Desgraciadamente, lxs anarquistas colocaron la unidad antifascista antes que la revolución, ayudando así a sus enemigos a derrotarlxs a ellxs y a la revolución. Que fuesen forzados por las circunstancias a llegar a esta posición o que se hubiese podido evitar es algo que aún hoy se debate todavía.

Para más información sobre la revolución española, recomendamos los siguientes libros: "Enseñanzas de la Revolución española" de Vernon Richards; "La CNT en la Revolución española" de José Peirats, "Mujeres Libres: El Anarquismo y la lucha Por la Emancipacion de las Mujeres" de Martha A. Ackelsberg; "The Anarchist Collectives" editado por Sam Dolgoff; "Objectivity and Liberal Scholarship" de Noam Chomsky (en The Chomsky Reader); "The Anarchists of Casas Viejas" de Jerome R. Mintz; y "Homenaje a Catalunya" de George Orwell.

La revuelta de mayo-junio de 1968 en Francia

Los acontecimientos de mayo-junio en Francia pusieron de nuevo al anarquismo en el candelero después de un periodo durante el cual mucha gente había considerado el movimiento muerto. Esta rebelión de diez millones de personas empezó humildemente. Expulsados por las autoridades de la universidad de Nanterre en Paris por actividades contra la guerra en Vietnam, un grupo de anarquistas (incluyendo Daniel Cohn-Bendit) invocaron en seguida una manifestación. La llegada de 80 policías enfadó a muchxs estudiantes, que dejaron sus estudios para juntarse a la batalla y expulsar a los policías de la universidad.

Inspiradxs por este apoyo, lxs anarquistas tomaron el edificio de la administración e invocaron un debate de masas. La ocupación se extendió, Nanterre fue rodeado por la policía, y las autoridades cerraron la universidad. Al día siguiente los estudiantes de Nanterre se concentraron en la universidad de La Sorbonne en el centro de Paris. La presión de la policía continuó y la detención de mas de 500 personas causó el descontento que dio comienzo a cinco horas de lucha callejera. La policía también atacó a los transeúntes con porras y gas lacrimógeno.

Una prohibición total de manifestaciones y el cierre de La Sorbonne hizo salir a miles de estudiantes a la calle. La creciente violencia policial provocó la construcción de las primeras barricadas. El periodista Jean Jacques Lebel escribió que a la una de la madrugada, "Literalmente miles de personas ayudaron a construir barricadas (...) mujeres, obreros, transeúntes, gente en pijama formaron cadenas humanas para llevar las piedras, madera, hierro." Durante una noche entera de batalla 350 guardias fueron heridos. El 7 de mayo una manifestación de 50,000 contra la policía se transformó en una batalla que duró todo el día en los callejones del Quartier Latin (Barrio Latino). El gas lacrimógeno de la policía fué contestado con cocteles molotov y el canto: "¡Viva la Comuna de Paris!"

Al llegar el 10 de mayo, manifestaciones masivas y continuadas forzaron al ministro de enseñanza a entrar en negociaciones. Pero en las calles habían aparecido 60 barricadas y lxs jóvenes obrerxs se unían a lxs estudiantes. Los sindicatos condenaron la violencia policial. Manifestaciones masivas por todo el país culminaron el 13 de mayo con un millón en las calles de París.

Enfrentada con esta protesta masiva, la policía salió del Barrio Latino. Lxs estudiantes tomaron La Sorbonne y formaron una asamblea de masas para difundir la lucha. De pronto las ocupaciones se difundieron a cada universidad en Francia. Desde La Sorbonne llegaba un torrente de propaganda, folletos, proclamaciones, telegramas y posters. Esloganes como "Todo es posible," "Sé realista, Pide lo imposible," "La vida sin tiempos muertos," y "Está Prohibido Prohibir" cubrieron las paredes. "Todo el Poder a la Imaginación" estaba en labios de todo el mundo. Como indicó Murray Bookchin, "las fuerzas motivadoras de la revolución hoy... no son simplemente la escasez y la carencia económica sino también la calidad de la vida diaria... la tentación de controlar su proprio destino" (Post-Scarcity Anarchism, pp. 249-250).

El 14 de mayo lxs obrerxs de Sud-Aviation cerraron con llave a la dirección en sus oficinas. Al día siguiente ocurrió lo mismo en las fabricas de Cleon-Renault, Lockhead-Beauvais y Mucel-Orleans. Esa noche fué ocupado Teatro Nacional en París como asamblea permanente para el debate de masas. Después, la fábrica más grande de Francia, Renault-Billancourt, fue ocupada. A menudo se tomó la decisión de continuar la huelga sin fin sin consultar a los gerentes del sindicato. Al llegar el 17 de mayo, cien fábricas en Paris estuvieron en manos de lxs obrerxs. El fin de semana del 19 de mayo 122 fabricas fueron ocupadas. El día siguiente, la huelga y las ocupaciones se generalizaron con unas seis millones de personas comprometidas. Los impresores dijeron que no querían que hubiese un monopolio de reportaje informativo en la tele y en la radio, y decidieron publicar periódicos mientras que la prensa "desarrolla con objectivitud el papel de proveer información como es su deber." En algunos casos los impresores insistieron en cambiar los títulos o artículos antes de publicar el periódico. Este fue el caso con la mayoría de la prensa de derechas como "Le Figaró" o "La Nation".

Con la ocupación de Renault, lxs ocupantes en La Sorbonne se prepararon para juntarse en seguida a lxs huelgistas de Renault, y encabezadxs por banderas anarquistas rojas y negras, 4,000 estudiantes se dirijeron hasta la fábrica ocupada. El estado, los patrones, los sindicatos y el Partido Comunista contemplaron su peor pesadilla - una alianza entre lxs obrerxs y lxs estudiantes. Se mandó diez mil policias de reserva y gerentes sindicalistas cerraron con llave las puertas de la fábrica. El Partido Comunista mandó a sus adherentes de destruir la rebelión. Se unieron con el gobierno y los patrones para diseñar una serie de reformas, pero una vez en las fábricas lxs obrerxs se burlaron de ellxs.

La lucha en sí misma y la actividad se extendió y fue organizada por asambleas de masa autogestionadas y coordinada por comités de acción. Las huelgas fueron organizadas a menudo por las asambleas también. Como dice Murray Bookchin la "esperanza (de la rebelión se halló el la extensión de la autogestión en todas sus formas - las asambleas generales y sus formas administrativas, los comités de acción - a todos los sectores de la economía, en efecto a todos los aspectos de la vida misma" (Ibid., pp. 251-252). Dentro de las asambleas, "un hambre de vivir tocó a millones de personas, un renacimiento de los sentidos que el pueblo no sabía era suyo" (Ibid., p. 251). No fue una huelga de estudiantes o de obrerxs. Fue una huelga del pueblo que no se percató de casi ninguna división de clase.

El 24 de mayo, lxs anarquistas organizaron una manifestación. Treinta mil personas se dirijeron hasta la Place de la Bastille. La policía protegió los edificios del gobierno, utilizando las herramientas de siempre - gas y porra - pero La Bourse no estaba protegida y fue quemada por un número de manifestantes.

En este momento unos grupos de la izquierda perdieron sus nervios. El grupo troskista JCR mandó a la gente a volver al Barrio Latino. Otros grupos como UNEF y el Parti Socialiste Unifié (Partido Socialista Unificado) detuvieron la ocupación de los edificios de Financias y Justicia. Cohn-Bendit dijo de este acontecimiento "En cuanto a nosotros, no nos dimos cuenta cuan fácil hubiera sido contra toda esa gente (...) Ahora sabemos que si el 25 de mayo, en Paris, al despertar, hubieramos sido informados que los edificios más importantes estaban ocupados hubieramos derrocado al Gaullismo" Cohn-Bendit fue expulsado más tarde esa noche.

Con el crecimiento de las manifestaciones y ocupaciones el estado se preparó a utilizar todo su poder para controlar la rebelión. Clandestinamente, los militares más importantes prepararon a 20,000 soldados leales para desplegarlos en París. La policia ocupó centros de comunicaciones como las estaciones de televisión y correos. El lunes, 27 de mayo, el gobierno garantizó un aumento de 35% del sueldo mínimo y un aumento medio de 10%. Los líderes de la CGT organizaron una manifestació de unos 50,000 obreros por las calles de París dos días más tarde. Se cubrió Paris con anuncios pidiendo un "Gobierno del pueblo". Desafortunadamente la mayoría pensaba siempre en querer cambiar el gobierno en lugar de tomar el poder por sí mismos.

Al llegar el 5 de junio la mayoría de las huelgas se habían terminado y una atmósfera de lo que el capitalismo llama normalidad había reaparecido en Francia. Las huelgas que continuaron después de esta fecha fueron sofocadas con operaciones militares. El 7 de junio, atacaron la siderúrgica de Flins lo cual dió comienzo a una battalla de cuatro dias que se saldó con un obrero muerto. Tres días mas tarde, los huelgistas de Renault fueron fusilados por la policia con dos muertos. Aisladxs, estos puñados de militantes no podían tener éxito. El 12 de junio, las manifestaciones fueron prohibidas, grupos radicales fueron declarados fuera de la ley y sus miembros fueron detenidxs. Atacadas por todos lados, con violencia estatal en aumento y traicionadas por los sindicatos, la huelga general y las ocupaciones terminaron.

Entonces ¿por qué fracasó la rebelión?. Ciertamente, no a causa de la ausencia de una vanguardia bolchevique. Estaba infectada por ellxs. Afortunadamente los grupos tradicionales y autoritarios de la izquierda fueron aislados. Los interesados en la rebelión no necesitaban una vanguardia para decirles qué hacer y la "vanguardia de lxs obrerxs" corrió desesperamente detrás del movimiento tratando de controlarlo.

No, fue precisamente la carencia de organizaciones independientes autogestionadas para coordinar la lucha lo que hizo en que las ocupaciones fuesen aisladas. Así, divididas, fallecieron. También, Murray Bookchin afirma que "faltaba una conciencia entre lxs obrerxs de que era necesario trabajar, y no simplemente ocupar o hacer la huelga," (p. 269).

Este conciencia hubiera sido alentada por la existencia de un movimiento anarquista fuerte antes de la rebelión. La izquierda autogestionaria, aunque muy activa, fue demasiado débil entre los huelguistas, y por eso la idea de organizaciones autogestionarias no era muy conocida. Sin embargo, la rebelión demuestra que los acontecimientos pueden cambiar muy pronto. La clase obrera, con la energía y bravura de lxs estudiantes, pidió cosas que no eran posibles dentro del sistema existente. La huelga general demuestra con hermosa claridad la potencia que hay en manos de lxs obrerxs. Las asambleas de masa y las ocupaciones nos dan un excelente, aunque breve, ejemplo de anarquía en acción y de cómo las ideas anarquistas pueden difundirse y ser aplicadas en la práctica.

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