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EcologÃa social, utopÃa de fin de siglo
Nacida en la tierra del despilfarro y el imperialismo, la ecologÃa social realiza una crÃtica radical al ambientalismo, se nutre de la dialéctica de Hegel y las tradiciones anarquistas, entre otras, y encuentra en la existencia misma de la sociedad capitalista, asentada en los principios de la dominación y la jerarquÃa, la causa de la doble crisis social y ecológica que vive el planeta.
por Diana Cariboni
"Por muy crucial que pueda parecer el deterioro de las instituciones y los valores, los problemas que aquejan a la sociedad actual no se agotan de ningún modo en dicha decadencia. Entremezclada con la crisis social yace una crisis que ha surgido directamente de la explotación que el hombre hace del planeta".
Lo anterior pertenece al libro "EcologÃa de la Libertad", cuyo autor, el estadounidense Murray Bookchin, sentó las bases para lo que él definió como una disciplina especÃfica para nuestra época: la ecologÃa social.
Dan Chodorkoff, compañero de Bookchin y fundador y director del Institute for Social Ecology de Vermont, Estados Unidos, estuvo en Montevideo durante el mes de febrero. Chodorkoff es doctor en antropologÃa e inició su militancia muy joven en diversos movimientos ecologistas e izquierdistas durante los años 60. El motivo de su viaje fue brindar un curso en el Instituto Latinoamericano de EcologÃa Social, ILES, donde expuso los fundamentos de este marco teórico.
La ecologÃa social no es una ciencia, sino una forma de análisis filosófico y crÃtico de las relaciones entre los seres humanos y de éstos con el mundo natural al que pertenecen. Dicho estudio se efectúa a través de un abordaje interdisciplinario, aprovechando los aportes de la filosofÃa, la historia, la antropologÃa, la biologÃa y la ecologÃa.
Procurando contextualizar los problemas contemporáneos, la investigación de la ecologÃa social está orientada a la práctica.
Contents
EcologÃa y ambientalismo
La crisis ecológica es ante todo una crisis social. Por eso los ecólogos sociales no admiten que se los confunda con el extendido "ambientalismo". Para Bookchin, el ambientalismo constituye "una perspectiva mecanicista e instrumental que ve a la naturaleza como un hábitat pasivo, compuesto de 'objetos' como animales, plantas y minerales, que deben administrarse del modo más aprovechable para el uso humano".
Para la ecologÃa social, el ambientalismo no cuestiona la premisa básica de la sociedad actual: los seres humanos dominan y deben seguir dominando la naturaleza. Apenas plantea la necesidad de desarrollar nuevas técnicas para minimizar los peligros de la explotación indiscriminada del medio ambiente.
Puesto que la naturaleza incluye a los seres humanos, la ecologÃa social considera que la ciencia debe examinar el papel que la humanidad juega en el mundo natural. Para esto no puede evadirse del análisis de "la forma, la estructura y el contenido de las relaciones humanas con el mundo natural".
Dominación de la naturaleza
A partir de los aportes de la biologÃa y la ecologÃa, los ecólogos sociales rescatan la perspectiva ecológica como "proceso liberador por sus desafiantes propuestas ante las nociones convencionales de jerarquÃa".
La dinámica natural no tiene leyes inmutables, sino tendencias y principios. Las supuestas "leyes naturales" constituyeron un concepto destructivo en el que se basó la biologÃa social de Huxley y Spencer y el darwinismo social que justificó procesos como el colonialismo y el imperialismo.
Tendencias de la dinámica natural
De acuerdo a la ecologÃa, los ecosistemas son una trama alimentaria o "nexo circular de relaciones planta-animal, más que una pirámide estratificada con el ser humano en la cima". En este sistema cada especie integra "una red de enlace interdependiente de todo el resto".
No existe la jerarquÃa en la naturaleza. Todas las representaciones tradicionales -la humilde hormiga, el rey león- no son más que proyecciones de las jerarquÃas sociales.
Desde el punto de vista antropológico, la jerarquÃa es poder y control institucionalizado. La ecologÃa social niega a la jerarquÃa como principio estabilizador u ordenador del mundo natural y social.
La unidad en la diversidad es otro principio natural que asegura la estabilidad. En efecto, cuanto mayor es la biodiversidad más estable es un ecosistema. Cuantas menos especies se interrelacionan entre sÃ, crece la inestabilidad y el ecosistema es más vulnerable.
En las sociedades humanas la globalización y la imposición de un supuesto modelo cultural están provocando la pérdida o marginación de muchas culturas, hecho que va de la mano con la degradación ambiental.
Existe en el mundo natural otros principios que son factores del proceso evolutivo: la competencia y la predación. Pero estas tendencias fueron sobrevaloradas por la visión tradicional, reduciendo la importancia de principios como el mutualismo simbiótico.
La tendencia a la homeostasis, es decir la búsqueda permanente de la estabilidad como un balance dinámico, que permite una permanente adaptación a los cambios, es otro principio esencial de la naturaleza.
Naturaleza y naturaleza humana
La ecologÃa social busca en las tendencias naturales los principios ordenadores de las relaciones humanas. Según los ecólogos sociales, la historia humana es en su origen tanto historia natural como social. Bookchin afirma que "la humanidad es la naturaleza hecha conciencia de sà misma". Es asà que la primera naturaleza (todo lo no humano) se proyecta sobre la segunda naturaleza (lo humano y social).
Comunidad, dimensión humana
En una búsqueda por el pasado humano la ecologÃa social redimensiona los valores del ámbito comunitario que habilita relaciones horizontales, cara a cara, elementos fundamentales para una dinámica de participación y democracia directa.
Además de desterrar la jerarquÃa y la dominación, los ecólogos sociales proponen la acción cotidiana en la comunidad como forma de restauración de las relaciones armónicas de las personas entre sà y con su entorno.
Ya que el capitalismo obliga a la movilidad, el desarraigo y la masificación, destruyendo las economÃas locales y las particularidades culturales, las comunidades orgánicas o integradas serán ámbitos de recreación y afirmación de la identidad propia, profundizando los lazos de pertenencia personales y la propia cultura, en un sentido amplio.
La tradición utópica
Luego de estudiar el continium histórico del pensamiento utópico desde los gnósticos hasta la actualidad, la ecologÃa social rescata la necesidad humana de este pensamiento, particularmente en los perÃodos de crisis.
"Rara vez ha sido tan importante dirigir la imaginación hacia la creación de nuevas alternativas radicales para todos y cada uno de los aspectos de la vida cotidiana. Hoy, cuando la imaginación misma se está atrofiando o está siendo absorbida por los medios masivos de comunicación, la concretitud del pensamiento utopista bien puede ser su mejor tónico rejuvenecedor. El diálogo utopista, en toda su entidad, debe poblar las abstracciones de la teorÃa social". La utopÃa no es un modelo concreto de sociedad, sino un conjunto de principios.
La comunidad, por razones biológicas y culturales, aparece como la entidad por excelencia de este diálogo utópico. "Los rudimentos de una sociedad ecológica probablemente estarán estructurados en torno a la comuna creada libremente, de dimensión humana e Ãntima en sus relaciones conscientemente cultivadas".
La comunidad compondrá en una escala mayor una comuna integrada por muchas comunidades. Estas comunas se vincularán confederalmente a través de ecosistemas, biorregiones y biomas.
Las formas de organización económica y social surgen más bien de la crÃtica al actual modelo que a otro completamente acabado. La ecologÃa social cree en la necesidad de aprovechar los verdaderos logros de la ciencia y la tecnologÃa, pero tiende a formas de producción más artesanales, donde los objetos producidos se conviertan en legados del pasado al futuro que pueden pasar de generación en generación, y no bienes desechables "rápidamente sacrificados a los dioses de la obsolescencia".
Desarrollo ecológico
Como contrapartida al concepto de desarrollo capitalista y predatorio que se rige del principio "cuanto más grande mejor" asà como de los meros intentos por controlarlo bajo la forma de "sustentable", la ecologÃa social propone un desarrollo holÃstico, comprometido con la vida comunitaria en sus aspectos culturales, de relaciones personales, asà como en su economÃa y sensibilidad propias. Además este concepto de desarrollo debe considerar el impacto ambiental sobre la primera naturaleza, fuente de todo desarrollo.
Por otra parte, el desarrollo debe estar enfocado a la reproducción a través de la educación, el reciclaje de recursos, el mutuo cuidado, las técnicas regenerativas de producción de alimentos y las fuentes no contaminantes de energÃa.
Municipalismo libertario
Asà se denomina la expresión polÃtica de la ecologÃa social. Ya que la polÃtica es una práctica degradada a la manipulación masiva y la propaganda y su objetivo es el alcance del poder, el municipalismo libertario busca redefinir la acción polÃtica rescatando la tradición de participación local.
La polÃtica vuelve entonces a una idea de autogestión, con formas que permitan a las personas participar en las decisiones que los afectan. Para esto se requiere la creación de la "esfera pública", es decir la comunidad, superando la alienación y el "desempoderamiento".
En el municipio, por ejemplo, es posible la descentralización y la escala humana, que suplanten paulatinamente los gobiernos centralizados de las grandes ciudades.
No importa que estas experiencias al principio sean aisladas y en algunos casos fracasen. Lo valioso de la tarea inicial es su facultad educativa. Es necesario recuperar la práctica y la experiencia participativa de las personas y las comunidades.
Ya que el municipalismo libertario, que se asienta en la tradición anarquista, es el enfoque polÃtico del activismo ecológico, la estrategia de dirigir la lucha en movimientos reivindicativos y monotemáticos, como los reclamos del feminismo, las minorÃas discriminadas, etcétera, supone un esfuerzo cuya energÃa se agota en sà mismo, sin alcanzar nunca a las verdaderas causas de estos problemas.
Por eso la ecologÃa social plantea superar los reclamos de los grupos y sectores hacia una visión de cambio estructural, sin abandonar los reclamos y las protestas puntuales.
El segundo aspecto de la práctica polÃtica es la acción reconstructiva, que sumada a la protesta y a la acción directa a nivel local son las tres direcciones en las que se despliega el municipalismo libertario.