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Difference between revisions of "Sindicalismo Revolucionario"
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En sentido estricto, el sindicalismo revolucionario es una corriente sindical histórica inspirada en Sorel y Labriola. En sentido amplio, suelen denominarse como sindicalismo revolucionario aquellas corrientes sindicales radicalizadas que se oponen al parlamentarismo democrático y, en algunos casos, a la sujeción de los trabajadores y su lucha a un partido polÃtico. Es caracterizado por la defensa de la autonomÃa de las luchas de las clases trabajadoras que habÃa sido manifestado en el lema de la Primera Internacional: la liberación de los trabajadores será hecha por los trabajadores mismos o no será.
Algunos de los sindicatos que han usado el término para definirse han rechazado la injerencia partidista salvo que dicho partido sea comunista, trotskista, guevarista, maoÃsta o socialista revolucionario.
Finalmente, en algunos paÃses, sindicalismo revolucionario es toma como sinónimo de anarcosindicalismo, y en otros como sinónimo de un accionar sindical que rechaza la negociación con los empleadores y el gobierno.
Contents
Origen: Francia, la CGT y Sorel
El sindicalismo revolucionario nace en Francia a fines del siglo XIX, a partir de las crisis internas que sufrÃan las corrientes sindicales socialistas y anarquistas. A fines del siglo XIX los socialistas habÃa comenzado a inclinarse por la vÃa democrática y la promoción de los cambios sociolaborales mediante una presencia creciente en los parlamentos; eventualmente este camino conducirá a la creación del Estado del bienestar en el siglo XX. Por su parte, los anarquistas se habÃan volcado a la vÃa terrorista bajo el principio de "propaganda por el hecho", lo que llevó a ser vÃctimas de una durÃsima represión y un gran aislamiento.
A partir de 1895 un grupo de dirigentes sindicales dirigidos por el anarquista Fernand Pelleutier y el socialista blanquista Victor Griffuelhes [1], procupados por el aislamiento en que se encontraba el movimiento sindical, comienzan a sostener la necesidad de que la organización sindical sea independiente de las corrientes ideológicas y polÃticas (Ariane 2005; Force Ouvriere), lo que históricamente significaba mantener a los sindicatos fuera de los compromisos polÃticos de los socialistas y de las acciones violentas de algunos anarquistas, al mismo tiempo que abrir una tradición de convivencia pluralista en los sindicatos.
La Confederación General del Trabajo (CGT) francesa, creada en 1895, evoluciona gradualmente hacia las posiciones sindicalistas revolucionarias que finalmente se imponen en el Congreso de Amiéns de 1906, donde se redacta la Carta de Amiens,[1] documento clave y fundacional del sindicalismo revolucionario redactado por Victor Griffuelhes, donde se establece una estricta distinción entre el sindicato y la ideologÃa polÃtica. En su parte final la Carta de Amiens dice:
Como consecuencia, en aquello que concierne a los individuos, el Congreso afirma la entera libertad para el asociado, de participar, fuera del grupo corporativo, en cualquiera de las formas de lucha que correspondan a su concepción filosófica o polÃtica, limitándose a exigirle, en reciprocidad, no introducir en el sindicato las opiniones que profesa fuera del mismo.En lo que concierne a las organizaciones, el Congreso decide que con el objeto de que el sindicalismo alcance su máximo de efectividad, la acción económica debe ejercerse directamente contra la patronal, no teniendo las organizaciones confederadas, como asociaciones económicas, qué preocuparse de los partidos y de las sectas que, afuera y al margen, puedan perseguir, en absoluta libertad, la transformación social.
El sindicalismo revolucionario, y en esto se acercaba al anarcosindicalismo, concede una importancia estratégica a la huelga, y en especial a la huelga general, exaltándola como eje central de la acción sindical.
El principal teórico de sindicalismo revolucionario en Francia fue Georges Sorel (1847-1922), quien desarrolló sus ideas fundamentalmente en su conocido libro Reflexiones sobre la violencia (1908). A través de Sorel, el sindicalismo revolucionario influenció considerablemente a Mussolini y el movimiento fascista.
Italia y Labriola
En Italia, el sindicalismo revolucionario se desarrolló a partir del socialismo (PSI). Sus máximos exponentes fueron Arturo Labriola [2] y Enrico Leone que rechazaban la opción por la acción parlamentaria que habÃa adoptado el Partido Socialista Italiano. Sostienen entonces que es el sindicato y no el partido la verdadera organización de la clase obrera. En 1912 crean la central sindicalista revolucionaria de Italia, la Unión Sindical Italiana (USI), opuesta a la CGIL.
Arturo Labriola escribe:
Los obreros deben luchar para realizar en el mundo la forma igualdad sindical que se desprende de las exigencias de la vida sindical. Deben obligar a la vida a tomar una forma exclusivamente sindical...El acto revolucionario de la toma de posesión de los instrumentos de producción de una rama de industria por el sindicato obrero de la misma determina el paso del capitalismo al socialismo
Para Labriola solo el sindicato posibilitaba la autorrealización de la sociedad civil (Godio 2000,160).
Otros paÃses
Anarcosindicalismo, fascismo y sindicalismo unitario
El sindicalismo revolucionario inspiró diversos movimientos sindicales de acuerdo a los paÃses en los que se desarrolló.
Relación con el anarquismo
En algunos paÃses el anarcosindicalismo se inspiró en el sindicalismo revolucionario, y con el tiempo se identificaron, a tal punto de que en muchos lugares, en la actualidad, el término sindicalismo revolucionario es casi un sinónimo de anarcosindicalismo. Esto sucede, ejemplo en algunos paÃses de Europa Occidental.
Existen organizaciones sindicales que reclaman el nombre de sindicalistas revolucionarias sin declararse anarquistas, pero que son muy cercanas a los planteamientos anarquistas o son escisiones de sindicatos anarquistas.
Por ejemplo en Estados Unidos, la IWW (Industrial Workers of the World), conocida popularmente como los Wobblies, creada en 1905, se desarrolló un sindicalismo revolucionario muy cercano al anarcosindicalismo —siendo sus integrantes hasta hoy en gran parte anarquistas— oponiéndose tanto a la legislación obrera como a los contratos colectivos de trabajo que impulsaba la AFL.
Asà también algunos dirigentes sindicales proanarquistas o sindicatos de anarquistas que no se apegan estrictamente a los principos del anarcosindicalismo se declaran sindicalistas revolucionarios.
En la actualidad la organizaciones que se reclaman como sindicalistas revolucionarias en todo el mundo son las que de alguna forma se relacionan con los movimientos anarquista, comunista, maoista, guevarista y trotskista.
Otras relaciones
En otros paÃses, como Italia, el sindicalismo revolucionario inspiró el nacimiento del fascismo.
En América del Sur y Francia, el sindicalismo revolucionario se desarrolló desde el socialismo de inspiración marxista, y desarrollo una cultura de sindicatos y centrales unitarias, autónoma de los partidos polÃticos, en los que podÃan convivir diferentes corrientes ideológicas.